Tópicos literarios para una escuela heterosexual: la impostura del 'amor cortés'
Por José García
En
la poesía cancioneril que afloró en lengua castellana durante el siglo XV,
heredera de esa lírica trovadoresca que, germinando en la Provenza francesa
durante los siglos anteriores, penetró en la península a través del Camino de
Santiago, el protagonista encarnaba siempre el papel del caballero que, no
obstante, mantenía una relación de vasallaje con respecto a la dama amada, a la
cual trataba igual que un siervo trataba a su señor.
Ella
era la donna angelicata, una dama
presentada como un ser superior, angelical, dada sus muchas cualidades, que
contribuía al propio ennoblecimiento y superación del caballero, ya que esta se
mostraba indiferente y desdeñosa, dando forma a ese tópico que tan flaco favor ha
hecho históricamente a la liberación sexual de las mujeres: el de la
dama-hielo.
A
partir de estas premisas, el proceso del cortejo amoroso quedaba perfectamente
definido y estructurado a través de su evolución en cuatro estados: fenhedor, cuando el caballero reconocía
su amor por la dama aunque no se atrevía a decirle que la amaba, situación que
le producía angustia y un sufrimiento que purificaba aún más el sentimiento; pregador, cuando el caballero
manifestaba su amor pero en tono suplicante, humillándose y poniéndose al
servicio de la dama, en el mismo sentido en que un vasallo lo haría ante su
señor feudal; entendedor, cuando la
dama aceptaba el amor y le entregaba al caballero sus afectos en pequeñas
dosis; y, finalmente, drutz, momento
en que la mujer accedía a acoger bajo las mantas al hombre y lo convertía en su
amante.
De
esta manera, el tópico del ‘amor cortés’ ha transitado por nuestra tradición
literaria con el amor de Calixto y Melibea en La Celestina, la poesía renacentista inspirada por el dolce stil novo del cancionero
petrarquista o, fuera de nuestras fronteras, en el teatro isabelino, con el
drama shakespeariano de Romeo y Julieta. Todas
estas obras y tópicos literarios forman parte indispensable del currículo de la
Educación Secundaria en nuestro país, y son el primer contacto que ls
adolescentes mantienen con una teoría de las relaciones afectivas y sexuales,
el primer paradigma del goce amoroso que les aporta la escuela.
Así
las cosas, los principios igualitaristas y humanistas que predominan hoy en la
pedagogía al uso, incitan al profesorado constantemente a promover valores de
carácter universalistas (nótese que
digo universalistas y no universales, puesto que dicha
universalidad, como trataré de mostrar, constituye en realidad una falacia), entre
los que el amor, así, a secas, ocupa un lugar preponderante. En consecuencia,
este es presentado como una realidad exenta de historicidad, de moldes
socioculturales o, en todo caso, con unos moldes con los que, por naturaleza, todo el mundo debe sentirse
identificado.
Sin
embargo, examinemos la topicalización literaria del ‘amor cortés’ a la luz de
las afirmaciones del filósofo e historiador social Michel Foucault, quien afirmaba
en una entrevista realizada por James O’higgins (compilada por G. Steiner y R.
Boyers en 1982 en la obra Homosexualidad:
literatura y política) que “la experiencia homosexual moderna no tiene
relación alguna con el cortejo (…) El guiño en la calle, la repentina decisión
de ir al asunto, la rapidez con la que se consuman las relaciones homosexuales,
todos estos fenómenos tienen su origen en una prohibición”.
Verdaderamente,
esta realidad que Foucault presentaba en la década de los ochenta como
paradigma casi antropológico ya había sido percibida por algunos de nuestros
más célebres poetas en español varias décadas antes. Que la experiencia del
amor homosexual está más ligada en la historia moderna a la interdicción que a
la parafernalia del cortejo heterosexual ya había sido advertido por Luis
Cernuda cuando escribió Los placeres
prohibidos, o por Lorca, cuando compuso Los
sonetos del amor oscuro, obras que ahora tanto la crítica literaria como la
aludida pedagogía de vocación universalista tratan de ‘deshomosexualizar’ para
hacerlas dignas del ‘canon’ y poder ser enseñadas sin sobresaltos con el AMPA
en los centros escolares.
Así
es como se construye lo que Eve Kosofsky Sedwick calificó en 1990 como la epistemología del armario, “la
incoherencia interna y contradicciones recíprocas de cada una de las formas
discursivas e institucionales que adopta el ‘sentido común’ en esta materia,
heredadas de los arquitectos de nuestra cultura presente”.
Por
tanto, es evidente: el ‘amor cortés’ no puede exponerse al alumnado lgtbq más
que como un comportamiento impostado, que no puede ser digerido sin una
reapropiación que parta de la propia experiencia, sin una relectura de los
mecanismos que eliminaron los escasos trazos de la experiencia homosexual del
amor que quedaron en la tradición literaria, sin una reelaboración de ‘lo
humano’.
Endika Erice, miembro de cuerposperifericosenred, participó en una lectura continuada de textos de mujeres escritoras organizada con motivo del Día del Libro por la Fundación Municipal de la Mujer. |