Lecturas feministas para recibir el año
Por Natalia Blanco y Eduardo Nabal
Reyes, nochebuena, nochevieja. Fiestas, así de
entrada, poco amigables para las mujeres libres y las jóvenes sin mucho tiempo
libre. Pero si te da el bolsillo para regalar un libro, acuérdate de la
literatura escrita por mujeres, mujeres de ayer y hoy que leen o pueden
escribir. Mujeres inquietas en un mundo heteropatriarcal.
Se acaba de publicar en castellano el espectacular
retorno a la novela de Edna O´Brien, una veterana que, en su juventud, casi fue expulsada de la Irlanda católica por
su pionera Las chicas del campo,
escrita a finales de los años cincuenta. Por estos lares hemos contado por los
viajes de June Fernández (co-fundadora de la revista Pikara y autora de sus 10 ingobernables) y también con un nuevo libro de memorias de una
leyenda viva de la música, toda una superviviente. Se trata de M. Train, el evocador palimpsesto de
Patti Smith, tras el éxito internacional de la también autobiográfica Éramos unos niños.
No hemos de olvidar la traducción (por fin) al
castellano de La frontera. The new
mestiza, de la chicana Gloria Anzaldúa, de las memorias de la ‘pantera negra’ en activo Ángela Davies, o
la reedición en bolsillo del ya mítico y pionero Manifiesto
contrasexual, del burgalés Paul B. Preciado (antes Beto Preciado), o el
espléndido ensayo Poesía lesbiana y queer,
de Elena Castro, centrado en autoras en lengua castellana de ayer y hoy, de
Sánchez Saornil a Txus Gutiérrez, pasando por Cristina Peri Rossi o Gloria Fuertes.
No ha faltado la prosa poética de Winterson (Espejismos,, El hueco del tiempo), ni
una tímida y a la vez osada reedición de la novela erótica y feminista de la
francesa Violette Leduc bajo el título
de Therese e Isabelle, una breve
historia de amor y erotismo entre dos amigas adolescentes. Películas de
principios de año como Carol, de Haynes-Highsmith, o La chica danesa, han recuperado para el gran público lector
auténticos clásicos infravalorados de la literatura feminista, lésbica y trans
del siglo XX. Tampoco está de más revisar los relatos de Alice Munro.. Algunos
de ellos han dado lugar a esa incomprendida Julieta,
de Almodóvar, que compite, nuevamente, en los Goya con una sarta de películas
de policías.
La colección de relatos breves e iconoclastas Posiciones
geográficas, de Susana Traznik, y la colección de ensayos Transfeminismos. Epistemes y flujos, nos recuerdan que el feminismo,
el antiracismo, el postfeminismo y la ‘teoría queer’ son compañeros de cuna y
de cama. Inolvidable también la apuesta de la editorial Dos Bigotes por las
autoras clásicas, desde el libro colectivo Ábreme
con cuidado, o Virginia amaba a Vita, de Pilar Bellver, modélicos
ejemplos de metaficción tejida por autoras en lengua castellana.
Un año crucial y difícil éste para las nuevas autoras donde no han faltado,
a pesar de todo, novedades como Malditas.
Estirpe transfeminista, lo último de Itziar Ziga, la novela cubana Domingo de Revolución, de Wendy Guerra (Negra), o reediciones de lujo, como la
inmensa Zami, biomitografía de Audre Lorde, que se autodefine mujer,
lesbiana, negra, poeta, guerrera y madre que se abrió camino con coraje en tiempos y lugares adversos, los EEUU de
Eisenhower, no tan distintos, en muchos aspectos, a los de Trump.