miércoles, 21 de octubre de 2015

MANO IZQUIERDA

SUBDELEGADOS BORRACHOS 

EN LA PUERTA GOLPEABAN

Por José García

 
La última sobreactuación de la derecha gaditana ha tenido como inesperado protagonista a ‘El Cumbres’, un transeúnte con diversos problemas psiquiátricos y desmesurada expresividad que “se cagó” en la Guardia Civil durante su intervención en la asamblea ciudadana que, con motivo de los cien primeros días de gobierno, habían organizado Por Cádiz Sí se Puede y Ganar Cádiz en Común, integrantes de la coalición gubernamental, en la Plaza del Palillero, en el corazón del centro comercial abierto del casco histórico y epicentro de las protestas del 15-M en la ciudad.

Cuánta rasgadura de vestimenta de los partidos de la oposición. Cuántos requerimientos de condena al gobierno municipal. Cuánta exhibición de escrúpulos democráticos. Cuánta enardecida defensa del honor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Se diría que ‘El Cumbres’ había resucitado el cantón de Cádiz y despotricado contra la ocupación de las fuerzas armadas españolas.

El más sobreactuado de todos ha sido el subdelegado del gobierno central en la provincia,  Javier de Torre, quien ha amenazado con echar a ‘El Cumbres’ a los perros. O lo que es decir, a la fiscalía, para que actúe contra él. Una sobreactuación que no tiene en cuenta el contexto comunicativo ni las características del sujeto emisor del exabrupto. Es como si a Lorca le hubieran mandado el fiscal por escribir en la última estrofa de su Romance Sonámbulo “guardias civiles borrachos,/en la puerta golpeaban”. Perdón, qué lapsus. Este ejemplo no sirve. A Federico no lo amenazaron con el fiscal, lo fusilaron sin juicio previo.

Hasta los responsables provinciales de la benemérita andan amagando con poner “los hechos” en manos de sus asesores jurídicos, para ver si procede una querella criminal contra ‘El Cumbres’. Aunque, seamos realistas. Si el responsable del gobierno del PP en la provincia hace tantos aspavientos por las ocurrencias de ‘El Cumbres’ es porque las ocasiones las pintan calvas para utilizar la Subdelegación como instrumento de oposición política a “la izquierda radical” que ha tomado el gobierno municipal.

Así son las cosas en el día a día de esta ciudad. Con las derechas política, mediática y religiosa confabuladas para doblegar todo ímpetu de cambio por parte de la nueva autoridad municipal. Y, en medio de la escaramuza, aparece ‘El Cumbres’. Qué buen pretexto.

La única persona que ha hablado con sensatez de esta anécdota mediáticamente aupada a la categoría de presunto delito ha sido la concejala de Cultura, Eva Tubío, quien, lejos de participar en la lapidación (metafóricamente hablando) de ‘El Cumbres’,  ha situado sus palabras en contexto y  ha aportado datos muy significativos sobre el carácter del transeúnte, habitual de las asambleas ciudadanas, que en sus momentos de lucidez se erige como el mejor moderador de los debates y en los de embriaguez muy fácilmente puede mandar a la mierda a sus propios compañeros de “la izquierda radical”.

Yo le recomiendo a ‘El Cumbres’ que no se agobie. Si la fiscalía atiende a los requerimientos de Torre, que eche mano de la ironía (una herramienta muy solvente de la que siempre hemos hecho gran uso desde la diferencia) y le recite al subdelegado desde el estrado lo que el gitano del celebérrimo romance: “Compadre, quiero morir/decentemente en mi cama./ De acero, si puede ser,/ con las sábanas de holanda.”

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