jueves, 20 de octubre de 2016

(DES)INTEGRACIÓN DE LAS PERSONAS TRANS EN EL ÁMBITO LABORAL

"Nuestro dinero no se puede utilizar para ayudar a financiar a entidades como 'Nuevo Futuro Sirio'"


Por Daniel Román y Eduardo Nabal


Me llamo Daniel Román, tengo 28 años y llevo 5 trabajando en la ONG Nuevo Futuro Sirio como enfermero. Esta ONG, de gran peso y relevancia dentro del panorama nacional (siendo la mismísima Pilar de Borbón la presidenta honorífica), es un Centro Terapéutico para menores con problemas de salud mental.  Es una ONG que lucha por la reinserción social de sus pacientes menores, hecho que, se supone, debería convertirla en una ONG anti-exclusión. Pero este aspecto es sólo una suposición, ya que una vez más, y de forma reincidente, han vuelto a ejercer la exclusión social con uno de sus trabajadores mediante el atropello de sus derechos fundamentales.

Desde este último año, mi persona, se ha visto sometida a diversos actos de mala fe por parte de la cúpula directiva de los Hogares que operan en Madrid como proyectos Sirio I y II. Dichos actos no obedecen, a priori, a ningún motivo concreto ya que yo siempre he obrado dentro de la legalidad y de acuerdo a los convenios laborales. Todo apunta a que se trate de la revancha por el despido nulo que obtuvieron en el año 2013 tras mi denuncia contra ellos por transfobia.

En lo que va de año (2016) me he visto con situaciones que no han hecho más que socavar mis derechos como trabajador y como persona, recibiendo hasta dos cartas de amonestación  donde vuelven a tacharme de indisciplinado y desobediente por el mero hecho de defender e intentar hacer que se cumplan dichos derechos. Esto, finalmente, ha desembocado en una demanda judicial por vulneración de derechos fundamentales y, dado que no ha habido avenencia en el acto de conciliación previo, está pendiente que salga la fecha del juicio.


EDUARDO NABAL.- Hola Daniel. Después de unos años de que la ONG ‘Nuevo Futuro Sirio’ te readmitiera tras el amago de despido durante tu proceso de cambio de sexo, han vuelto o parecen querer volver a “prescindir de tí”. ¿Nos puedes contar algo de todo esto y cómo se ha ido desarrollando?

DANIEL ROMÁN.- Por desgracia, de este caso, habría mucho que contar y, de igual modo, demostrar con pruebas. Es una situación que se ha estado gestando en la sombra desde que, como bien dices, la dirección del centro tuvo que readmitirme en el año 2013 ante la nulidad del despido discriminatorio. Los dos primeros años tras mi readmisión no hubo, en principio, ningún tipo de problema o dificultad de la dirección para conmigo. De este último año, el 2016, no puedo decir lo mismo. Ya desde inicios de año, especialmente, conforme avanzaban los meses, empecé a sospechar lo que hoy es, una vez más, un hecho: ‘Nuevo Futuro Sirio’ es llevado ante la justicia de nuevo por recurrir en la vulneración de derechos fundamentales y, a su vez, incurrir en una discriminación por cuestión de sexo (un delito tipificado como muy grave en el artículo 14 de la Constitución Española). Los ejemplos más claros, y en base a los cuales están demandados, son tales como que no me concedieran las vacaciones que por ley y por convenio me corresponden, citarme a reuniones de trabajo fuera de mi horario laboral (interrumpiendo mi descanso) o negarme el derecho al permiso de acompañamiento de un familiar por ingreso hospitalario. Estos ejemplos no atienden a razones coherentes a la hora de que la dirección me los haya denegado o los haya empleado en mi contra, pues como te digo, yo me he cerciorado de tenerlo todo bien documentado y respaldado a nivel legal y sindical. Luego, por tanto, no queda más opción que pensar que actúan de mala fe y, a su vez, movidos por el rencor y deseo de seguir con la guerra que emprendieron contra mí hace ya más de tres años.

E.N.- ¿Crees que la transfobia de los directivos o algunos jefes de la asociación no se puede hacer extensible a tus compañeros y compañeras?

D.N.- Por descontado. Creo que los perjuicios de algunos no debe ser la forma de pensar de toda la plantilla en conjunto que allí trabaja, y especialmente menos porque se vean adoctrinados o coaccionados por lo que los superiores hagan o dejen de hacer, piensen o no. Todo se basa en lo de siempre: el respeto. Podemos pensar de formas diferentes, estar de acuerdo/compartir o no algo, pero el respeto a la libertad de ser de cada uno nunca se puede ni se debe poner en entredicho.

E.N.- ¿Cómo han sido estos años de vuelta al trabajo como Daniel? ¿Veías venir algo de esto o no ha sido repentino?

D.R.- Como ya te comenté anticipadamente hace unas líneas, a inicios de este año, y viendo por qué derroteros empezaba a ir todo con el paso de los meses, volví a verme venir la misma maniobra: acoso y derribo en un intento de que yo cogiera mis cosas, la dignidad que han intentado fallidamente desvencijar, e irme sin hacer el más mínimo ruido. Se han equivocado.

E.N.- Habrá gente que dirá que trabajando en una ONG de este tipo no es en absoluto justificable, pero sí “esperable”, este tipo de actitudes discriminatorias. ¿Tú piensas que ante todo están los derechos fundamentales y no si esta organización es de un color u otro, católica o musulmana?

D.N.- Qué duda cabe. Por encima de todo están los derechos fundamentales de cada individuo, y nadie, absolutamente nadie, por pensar de forma contraria, tiene el más mínimo derecho a atropellarlos. Como ya te he comentado también antes, todo se basa en el respeto más categórico, y no en la imposición de ideas que, por contra, en esta asociación está al orden del día. Creo que como ONG centrada en la educación y aporte de valores a menores como los que tiene, debería dar un mejor ejemplo en vez de realizar sesgos sociales tan vergonzosos en función de si uno es alto o bajo, rubio o moreno, católico o musulmán, heterosexual o transexual. Si dijéramos que incluso esta ONG es una entidad 100% privada y que recibe subvenciones de persona afines a esta u otra ideología, me parecería hasta cierto punto legítimo que impusieran estas u otras normas y, entonces, decidieran si quieren dejar en tierra a esta o aquella persona. Pero la realidad es otra. Esta ONG recibe una subvención millonaria de fondos públicos. Fondos que tanto tú como yo hacemos posibles con nuestras cotizaciones, y lo mínimo es que con nuestro dinero no se ayude a financiar a entidades que, como el caso, actúan de forma tan dudosa a la hora de preservar el respeto y dignidad de todos los individuos variopintos que conforman la sociedad.
 


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