Recientemente
Lumen ha reeditado toda la obra traducida al castellano de una de las escritoras inglesas más
importantes, universales y peculiares de los últimos tiempos: Jeannette
Winterson. Considerada como novelista “queer” por poner el cuerpo en el centro
de sus historias de amor y desencuentros (“Escrito en el cuerpo”) ha sido capaz también de reescribir el pasado
de su país y adentrarse en un futuro hipotético hecho de prosa poética y
paradójicas profecías. Desde “Fruta prohibida” a su autobiografía “¿Por qué ser
feliz cuando puedes ser normal”? conocemos a Winterson como una aventurera de
la prosa, como una intrépida buscadora de tesoros, marcada por una infancia en
una Inglaterra pobre y puritana con la presencia de una madre fundamentalista
religiosa y un entorno humilde que trata de desterritorializar. También sus
prontas salidas a la aventura íntima y su contacto con diferentes clases
sociales, sin abandonar nunca el trasfondo inquieto en sus historias
protagonizadas por mujeres o adolescentes que se buscan a sí mismas, y también
su verdadero sexo y el significado de los signos que componen universos bien
sea cercanos a Virginia Woolf, Lewis Carroll o Úrsula K. Leguin.
En “The
Powerbook” desafía con el amor y el
erotismo los códigos de la informática y el espacio virtual y en “Espejismos”
crea personajes tomados de la sátira social inglesa de otros tiempos para
contarnos el periplo de mujeres “raras” que aman a mujeres, y también de otros
seres que se buscan a sí mismos o a sus contrarios en universos hechos de una
prosa a la vez cruda y exquisita, cuidada y sin ambajes a la hora de
experimentar. Un erotismo que bebe de fuentes dispersas desde los clásicos
hasta Monique Wittig (con su reinvención de una corporalidad lesbiana) y se
pelea con los clásicos de la literatura en lengua inglesa, con ecos de Dickens
o de las refinadas novelistas del XIX. Libros como “Planeta azul” o “El hueco
del tiempo” han desconcertado con sus hechuras a sus admiradores tomando el sendero no solo de
la fantasía sino también de la metaliteratura, igual que se atrevió a deconstruir
la historia de los clásicos en su novela “La pasión” ambientada en un pasado remoto desde una mirada joven e intrépida. Una
de sus novelas más impresionantes ha sido “La mujer púrpura” donde reescribe un
episodio de brujería desde un punto de vista feminista y lesbiano, con gran
cantidad de matices, apuntes y sugerencias. Pero la escritura de Winterson
nunca se queda en la narrativa al uso y su adscripción al vocablo “queer” se
encuentra en su intrépida búsqueda de nuevos senderos lingüísticos mostrando no
solo mundos prohibidos en los que supo habitar sino también transitando entre
los géneros binarios y literarios.
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