miércoles, 15 de junio de 2016

ATENTADO EN ORLANDO

Foto: Joaquín Santander


Homofobia versus delitos de odio

Por Francisco Rubio*

 

Homofobia y delito de odio no son la misma cosa. 

Se puede ser homófobo, y no manifestarlo, puesto que la homofobia es "tan sólo" el miedo o rechazo a la homosexualidad. Por tanto, si no hay oportunidad de encuentro con lo homosexual (LGB) no aparece la ocasión de manifestarse como homófobo.

Sucede que también se puede ser homosexual y homófobo. Y esto pasa más a menudo de lo que parece. 

La homofobia siempre es extrínseca, es decir, adquirida, igual que la xenofobia. Aparece incorporada en esquemas sociales, políticos, religiosos o culturales como eficaz forma de control de las personas, de su libertad, de la población, de la capacidad productiva y reproductiva, y de la capacidad intelectual y de pensamiento. Se articula y manifiesta en leyes, normas, versículos, homilías, fetuas, pecados, reglamentos, recursos de inconstitucionalidad, pintadas, tertulias, hastags, posts, silencios y, finalmente, se interioriza
.
Resulta que el asesino de Orlando era homosexual y homófobo. Y que luchó contra su homosexualidad de la forma más ilógica; cometiendo un delito de odio contra sus semejantes y adscribiéndolo -para justificarlo- a la causa islamista. Causa y origen, con toda probabilidad, de su disforia.

Compruebo estos días que la mayoría de los autores de mensajes homófobos también están vinculados a estamentos de tradición y dogma contrarios a la libertad sexual. ¿Cuántos no serán homosexuales?

El delito de odio es una figura penal amplia que se aplica a crímenes cometidos contra personas de un determinado grupo social, motivados por prejuicios de toda índole.

Los órdenes jurídicos de cada país tipifican penalmente, o no, los delitos de odio y sus variantes.

*Francisco Rubio es miembro de ALEAS CÁDIZ

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