Zelda Jhons: "Poder entender nuestros cuerpos desde otras perspectivas y nuestros sentimientos desde otras narraciones nos puede ayudar a mejorar nuestras vidas"
Por Eduardo Nabal
Almudena Eslava Mateo, de nombre artístico Zelda Jhons (Palencia), es historiadora del arte, posgrado en cultura y medios culturales, profesora de yoga y educadora de museos. Fotógrafa vocacional, participa en distintos colectivos transfeministas y LGTBIQ.
EDUARDO NABAL.- Hola Zelda. Explícanos un poco la relación entre el arte
y la terapia personal. Algo que parece más nuevo que las relaciones entre el
arte y su función social.
ZELDA JHONS.- El arte puede ser
la expresión de un sentimiento y también puede crear un sentimiento a través de la forma y, por lo
tanto, educar o condicionar a las personas a que sientan de la manera en que se
narran, creando por lo tanto una norma sobre la manera de contar el sentimiento;
pero también pueden y deben crear nuevas maneras de entender los sentimientos o
nuevas maneras de concebir y explicar lo que sentimos. Por otro lado, el
trabajo que realizo como monitora de yoga me ha enseñado que hay una especie de
cultura corporal o de maneras de entender el cuerpo que están condicionadas por
la clase social, el género o la
educación sentimental. Si unimos estos dos factores, descubrimos que poder
entender nuestro cuerpo desde otras perspectivas y poder entender nuestros
sentimientos gracias a otras narraciones nos puede ayudar a mejorar nuestra
vida o a entendernos de otras maneras, y que ese nuevo conocimiento que no
tiene por qué invalidar al otro, somos capaces de ser más libres o más
conscientes.
E.N.- Es curioso, porque el legado de las mujeres escritoras o incluso
pintoras está mejor documentado. Pero el de las fotógrafas o las compositoras
de música es menos conocido, al menos hasta hace poco.
Z. J.- Hay una falta absoluta de
referentes que no sean hombres en el arte (quien dice arte, dice Ciencia, Historia
o Política), sea cual sea ese arte. Si cogemos un libro al azar de arte,
podemos buscar y buscar, que no encontraremos más que hombres, en su mayoría. Encontraremos
las historias de esos hombres que son artistas con toda la documentación sobre
su vida. Si además cogemos un libro de arte contemporáneo podemos ver qué tipo
de narraciones cuentan sus vidas, qué características tienen esas narraciones y
qué tipología de personalidad nos están haciendo entender que se trata de la
personalidad de un creador. Eso que vaya por delante. Por otro lado, lo que tú
expones es la diferencia que hay entre la documentación, no ya sobre las
mujeres, que es una obviedad, sino entre las documentaciones de unas artistas
que tienen un lenguaje y otras artistas que tienen otro lenguaje distinto. El primer acercamiento que tuve a la historia
de la fotografía fue, por un lado, a través de las fotografías médicas de
estudios de enfermedades degenerativas o enfermedades atópicas, deformaciones;
y por otro lado, la biografía de Diana Arbus, así que la experiencia de la que
yo parto es algo extraña, porque conocí antes a Arbus que a Newton. Como nombre,
no como imagen. Quizás esto que acabo de decir, de pensar en alto, conocer
antes las imágenes de un hombre que las de una mujer, esté ya dando una explicación.
Qué llega y por qué nos llega. De todas formas,
la explicación que puedo dar a esa diferencia creo que puede estar
relacionada, ya no solamente con el género, sino con el tipo de lenguaje
artístico y si ese lenguaje es un lenguaje mayoritario o es un lenguaje
minoritario. Cuando pensamos en compositoras,
¿a qué compositoras musicales hacemos referencia?; ¿nos referimos a
autoras como Boulanger o a compositoras como
Barbara Streisand o incluso la propia Lady Gaga? Es decir, que por un lado está lo
complicado que es encontrar referentes
que no sean hombres cis y, por otro lado, lo mediático que sea el
lenguaje artístico del que estamos hablando o los círculos donde ese lenguaje
se dé. Si es un lenguaje que busca ser minoritario o si es accesible y como hay
todo un entramado que invisibiliza o deglute las diferencias, puede que nos dé
un hilo, un método por el que empezar a tirar.
E.N.- ¿Hoy día organizar una exposición de fotos es un riesgo
innecesario o una necesidad casi imperiosa?
Z.J.- Supongo que esto es lo que se llama una pregunta trampa. No creo
que sea una necesidad o riesgo en sí mismo una exposición de fotografía; creo
que depende del tipo de fotografías que se expongan. No es lo mismo una
exposición sobre pastores y su cultura, que sobre Gervasio Sánchez, o una
exposición de Bruce Labruce. Las reacciones que provocan en los potenciales
espectadores son distintas y eso es lo que, supongo, hace que el arte sea
poliédrico y diverso.
E.N.-Ya desde los cincuenta o sesenta se presentó el problema teórico de
la mirada masculina (las mujeres objetualizadas o estrellas "para hacer
bonito"), desde Laura Mulvey hasta casi José Luis Garci. ¿Cómo ves este
debate?
Z.J.- Creo que este debate se acaba de volver a reencarnar este fin de
año en los cuerpos y performatividades que las cadenas han elegido para las
presentadoras de las uvas. Lo único que
se me ocurre es crear otros referentes y para otros públicos, o para los mismos
públicos otros referentes, la diversidad y el autoconocimiento. Es decir, qué
me gusta, qué me pone, por qué me pone e intentar que sobre dichas preguntas no
haya un juicio moral. Además, si a una
persona que no sea un hombre cis le ponen los estándares cis, ¿lo tenemos que
leer igual que como se lee sobre un cuerpo cis cargadito de privilegios? Si la
performatividad de lo femenino corre a cargo de una mujer con identidad ‘femme’,
¿es entendible bajo los mismos parámetros que una mujer cis heterosexual? Me
resulta complejo y es algo que no se resuelve de una manera sencilla. Creo que
es algo que tiene que estar siempre pensándose, siempre revisándose y el camino
sería ese: que siempre exista una reflexión y que no se coja como norma aquello
que llega, que nos bombardea desde fuera.
E.N.- Judith Butler (Vidas
lloradas) analizó muy bien la obra fotográfica de Sontag sobre las víctimas de Guantánamo.
¿Todo el mundo vale para fotografiar el horror? ¿El cine ha eclipsado parte de
la fuerza de la fotografía como herramienta de denuncia? Recuerdo que me
impresionó mucho Hiroshima mon amour
de Alain Resnais y Margarite Duras. Pero
las imágenes de muertos/as de los
telediarios deshumanizan y distancian
¿cómo lo ves?
Z.J.- No lo sé. No sé si todo el mundo vale para fotografiar el horror;
no sé si el hecho de fotografiar el horror hace que ese horror deje de tener su
capacidad de denuncia o si por el contrario tiene más fuerza para denunciar. No
sé si al fotografiar el horror se genera un discurso, una narrativa sobre cómo
el horror tiene que ser narrado, que invisibiliza todas las demás narraciones. No
lo sé. Sé que la televisión lo que ha creado es el show del horror o la
normalización del horror, y en el momento en el que estas dos cosas ocurren, o
se dan, bien simultáneamente, bien separadamente, el horror deja de ser horror
y se convierte en otra cosa. El exceso de estímulos genera el embotamiento.
Recogiendo a Sontag: Todas las
condiciones de la vida moderna —su abundancia material, su exagerado
abigarramiento— se conjugan para embotar nuestras facultades sensoriales. Creo que es
una posibilidad a tu pregunta de si
invisibilizan o se crea distancia en los telediarios. Creo que lo que generan
es la mirada perdida de la camarera Suzón.
E.N.- ¿Dónde ves tu futuro personal y profesional en el mundo del arte y
el activismo? A veces la polémica tiene que salir a las calles o, al contrario entrar,
aunque sea a trompicones, en los museos.
Z.J.- Mi futuro no lo sé. Por ahora, desde Transfeminalia estamos
haciendo cosas e intentando sacar fondos para hacer más. Proyectos para
nosotres y proyectos para les otres. Somos un grupo de mujeres, lesbianas y
trans, que no admitimos hombres cis en nuestras luchas. De diferentes edades y
diferentes ámbitos y solo con eso ya es más que suficiente. Estamos intentando
ser red les unes para les otres y aprender entre nosotres. Estamos, que no es
poco, además, en una ciudad pequeña como es Palencia, intentando sacar adelante
propuestas transfeministas que no tuvimos posibilidad de sacar en el colectivo
Chiguitxs LGTB+ a causa de transfobias y machismos, donde se culpabilizó y
responsabilizó a las víctimas que los
sufrieron con discursos tan tópicos como: esa será tu opinión o no lo hagas
algo personal. Por otro lado, parte de las propuestas de Transfeminalia, y
gracias al maravilloso grupo de personas que están en ella, pretenden ser atravesadas
con lo que se llama artivismo. Es algo personal. No entiendo la vida sin la
creación artística, ni las acciones sin la documentación y sin que esa acción
pueda tener un trasfondo artístico. Eso
también cubre, junto con el trabajo de educadora, las necesidades y el hambre
sobre las materias que he estudiado y me gustan. Estamos intentando desarrollar,
un grupo de creadorxs, otro proyecto que intentaría dinamizar esta ciudad, pero
son procesos todos ellos largos y que no son fáciles de desarrollar de un día
para otro, así que entiendo que el hacer es lo gratificante, aunque se tengan
claros los objetivos.
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