Una vida normal
Por Eduardo Nabal
A muchas no
nos importa demasiado que, a pesar de
los debates habidos, Pedro Sánchez y
Pablo Iglesias llevarán la misma pancarta el 28 de Junio (las derechas
eclesiásticas, como dioses y demonios en el poder, por supuesto nunca han estado
ni estarán allí). Como en el caso de los derechos de las mujeres, de pronto
algunas ideologías se siguen difuminando, aunque afortunadamente cada vez
menos.
Acaso nos entristece un poco
esta inercia heteropatriarcal, esa desidia, ya cansina, en molestarse pensar “más allá”. Lo que
cuenta el activista y profesor Dean Spade en su libro recién traducido Normal Life, o sea la verdadera historia
de los movimientos de resistencia al heterosexismo y el capitalismo feroz o sutil desde Stonewall a la sonrisa forzada
de los EEUU de Obama, no se enseña en las aulas, o en muy pocas, teniendo en
cuenta quiénes y cómo nos gobiernan por estos lares. El autor, activista trans
y ensayista vociferante nos acerca en su recorrido documentado a la historia
dura y áspera de cómo en su país (esos EEUU que han caído hoy en las garras de
Donald Trump), bajo una serie de concesiones-maquillaje legales y reformistas y
tímidos llamamientos a la tolerancia, se sigue excluyendo de muchos derechos básicos
(desde el ámbito laboral a la sanidad o la seguridad jurídica) a mucha gente de
otras razas y/o LGTB sin grandes recursos, que no aparecen en las series de
televisión ni en los grandes bodorrios telefilmados.
Es la “otra Norteamérica” de
la que hablaban Sylvia Riera o el propio Spade, que sufrieron la violencia
policial, el encarcelamiento o el paternalismo de asociaciones benéficas y
discretas dispuestas a maquillar bajo concesiones varias las profundas brechas que existían en su sistema socioeconómico, también
en su sistema de binarismos de género, contribuyendo a disfrazar o relativizar
las graves desigualdades y las
exclusiones estructurales que condenadaban a amplios sectores de la población a
la pobreza, el ostracismo o incluso la violencia institucionalizada, la prisión
o los centros de internamiento para extranjeras/os.
Grupos de trans latinas se
enfrentan aún hoy al presidente de los EEUU y a otros muchos gobiernos
occidentales porque sus políticas son políticas legalistas, de concesiones,
políticas que no van a la raíz de los problemas sociales cada vez más visibles,
que pisotean muchos derechos humanos y refuerzan las dicotomías sexo/género, el
racismo ancestral, la xenofobia, el odio a otras culturas y la guerra declarada
contra los pobres, los negros, condenados a llenar sus prisiones.
Una vida normal, con prologo de Lucas Platero, es el irónico título
de este ensayo valiente y transgresor que, si realmente lo leyeran, escocería a
muchos miembros de la comunidad LGTB conservadora o de la izquierda camino de
lo institucional sobre ese sendero que abandonaron hace mucho tiempo en tantas
y tantas luchas y heridas abiertas, que lo fueron por algo más que una serie derechos legales.
Lo fueron por algo que un día se llamó revolución social o “democracia real”.
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