André Téchiné sigue siendo el más importante entre los directores
supervivientes de aquello que se llamó ‘nouvelle vague’ francesa. Y aquel que
se sigue acercando con la misma valentía a los problemas de los jóvenes de su
país, sea en la periferia de la gran urbe, sea, como en este caso, en la
Francia rural donde empiezan también a convivir personas de diferentes razas y
donde se mezclan las costumbres del pasado y los avances del presente.
De nuevo, en este Quad on a 17 ans , uno de sus filmes
importantes, Téchiné concede una gran importancia al paisaje, a las
transiciones, al paso de las estaciones,
a los elementos de la naturaleza que acompañan al estado de ánimo cambiante y a
la evolución interior de estos adolescentes y sus familias en un momento
crucial de sus vidas en el que chocan de forma a la vez violenta y llena de
amor. Aunque algunos giros argumentales recuerdan mucho a Los juncos salvajes y también está situada en un ambiente escolar
enrarecido por la competitividad y el despertar (homo) sexual de uno de sus
personajes, en el filme encontramos esa madurez episódica y esa dureza más
propia de Alice et Martin o Los testigos.
Tal vez
para algunos Techine se copia a sí mismo en algunos elementos de sus relatos
pero logra una intensidad, humanidad y una poesía visual- caracterizada por el
movimiento de sus personajes en el paisaje- que lo hacen inconfundible, un
realizador dotado de una garra indudable para composiciones visuales que no
buscan el esteticismo pero apabullan por la mezcla de belleza y realismo, de
crudeza y lirismo.
Algo previsible en su
transcurso final, tal vez sin los grandes intérpretes que necesitaba una
historia tan potente de tensión en las aulas y choque entre familias y razas, Quand on a 17 ans es uno de los grandes
filmes de su autor donde, de nuevo, se mete, con implacable fisicidad, en la
piel de sus jóvenes sin temor a helarse o quemarse, donde nos habla sin tapujos
del sexo, la enfermedad, el amor y la muerte y donde ese paisaje rural, a veces
tan intransitable como una adolescencia fuera de lo común, se funde con el
paisanaje de sus criaturas que parecen destinadas a reencontrarse, sea en el
interior de una granja, un hospital o una escuela secundaria anodina y donde
pocas cosas han cambiado, a pesar de las apariencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario