Por Eduardo Nabal
“La ruleta de la fortuna” es una de las películas más
ácidas y sociales de Woody Allen en mucho tiempo que, sin abandonar sus
constantes y obsesiones temáticas y estilísticas, logra un ejercicio fílmico de primera tomando como puntos de apoyo – además de sus obsesiones habituales- la
dramaturgia mas comprometida (con referencias a varios escritores célebres)y ,
sobre todo, la lírica y algo mórbida de Tennessee
Williams. Una cuidada fotografía del italiano Vittorio Storaro (con una luz
envolvente y seductora) acompañan a una inteligente, incómoda y acerada reflexión sobre las mentiras que aún se
venden acerca del llamado “sueño
americano”. Un escenario que tiene mucho de teatral y colorista pero con un
argumento inquietante, cada vez mas amargo y unos personajes atormentados por el pasado, el presente y
el futuro donde los ensueños y la codicia chocan de forma sombría. Un filme
hermoso y triste, lleno de ironía
e incisivos apuntes sobre la feminidad y la masculinidad, la doble
moral, la lucha por la supervivencia
así como excelentes trabajos de actores y actrices destacando Kate Winslet en uno de los papeles más complejos, ambiguos y difíciles de su dilatada carrera. Un filme que no deja de
ser un retrato nada amable de la
“otra Norteamérica” de manos de un dramaturgo y cineasta escéptico que, sin
dejar de beber de otras fuentes, se muestra en plena forma en el fondo y en el
estilo, mezclando la comedia sentimental, el melodrama social y el cine de
intriga, como ya hizo con fortuna en "Blue Jasmine" e "Irrational man"
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