Brigitte Vasallo es activista, escritora, investiadora y autora de Porno-burka. |
El holocausto que está por venir
Por Brigitte Vasallo
No pensaba escribir sobre los atentados de
Barcelona pero, al fin y al cabo, esta es mi ciudad, donde nací y donde he
pasado buena parte de los mejores y los peores momentos de mi vida. Supongo que
eso la hace mía y me hace suya a mí. Y necesito descargar, y lo voy a hacer
aquí.
En 2011 sufrimos un atentado en el café Argana de
Marrakech. Como Barcelona, aquella también es mi ciudad y también parte de mi
red afectiva íntima estaban muy cerca del lugar del atentado, como ayer.
Desde ese mismo año, Siria se ha desvanecido, ha
sido desangrada, destrozada. No viví nunca allí, pero Siria era como la hermana
mayor para muchas de nosotras, el lugar donde nacían los libros que leíamos,
donde se hacía la música que escuchábamos. La Siria mítica, ese lugar eterno,
al que siempre mirábamos, al que se iba a aprender “árabe de verdad”, como se
dice medio en broma, medio en serio. Yo preferí aprender “árabe de mentira”, el
marroquí, y soñar con ver Siria algún día. Una Siria que no puedo dejar de imaginar,
como una muerte repentina que no sabes asumir, que no puedes creer.
Iraq también era un hermano mayor. Baghdad, las
grandes orquestas de la música clásica, el maqam, el origen de todo.
Todos esos lugares son nuestras casas. No solo
donde dejas el sombrero, también donde pones los sueños.
Hace más de veinte años que me obsesiona la
islamofobia. Después de vivir una década en Marruecos, en sus barrios
populares, en una familia tradicional y amorosa, no entendía la imagen tan
distorsionada que teníamos aquí sobre las mujeres marroquíes, sobre el islam,
sobre todo ello. No conocí nunca a nadie que respondiese al estereotipo. Para
empezar, me niego a nombrar a ninguna mujer del mundo como sumisa. Las mujeres
hacemos lo que podemos con nuestras circunstancias. Todas tenemos nuestras
formas de resistencia. Había mujeres aliadas del machismo, claro, como
Cospedal. Hay cospedales marroquíes. Y hay hombres machistas, como el que busca
a Juana Rivas para quitarle a sus hijos. Y hubo infinidad de hombres que se relacionaron
conmigo de la forma más cuidadosa, paternal, amistosa y fraterna que podamos
imaginar. Y ellos también eran y son marroquíes. Y mujeres feroces, mujeres
jabatas, como las de mi familia, que se pelean con el imam de la mezquita de
enfrente cuando dice cosas que no les parecen bien.
He sido activista durante muchos años en Red
Musulmanas, cuando ni se hablaba de islamofobia ni apenas de feminismo islámico
y éramos los bichos raros en todas partes. O demasiado mujeres, o demasiado
feministas, o demasiado musulmanas o demasiado poco. Siempre estábamos en
exceso de algo. Yo era la única no-musulmana del grupo y, si alguna vez lo
problematizaba, las demás se reían de mí. Laura Rodríguez Quiroga usaba una
frase: tú hablas musulmán! Y nos reíamos. Nunca me sentí fuera de lugar entre
ellas, al contrario, siempre fueron e hicieron de aquel mi hogar también.
Ayer, Miriam Hatibi, barcelonesa y musulmana, decía
que ella también era víctima del atentado, también es su ciudad, también tiene
aquí a su gente. Pero a ella, además, se la está señalando como culpable.
¿Culpable de qué, exactamente? ¿De ser musulmana? Todos los hombres cis
deberían estar pidiendo perdón por este atentado, si las cosas funcionasen así.
Porque fueron hombres, aunque decir esto, claro, queda de feminazi. Pero decir
lo otro queda hasta bien, señalar a los musulmanes queda hasta valiente.
Valientes como estos señalaron a Alfred Dreyfus a
finales del siglo XIX por ser judío, a pesar de que también era francés. Ese
caso fue el principio de todo lo que vino después en Europa: desde el
Holocausto hasta el escaqueo de crear el Estado de Israel y hacer pagar a la
población palestina por nuestro genocidio. Valientes como estos están hoy
reforzando posiciones idénticas a las fascistas, aunque explicadas en
post-moderno. Pero igual de fascistas. Valientes como estos nos han metido en
esta guerra.
Así que no: hoy no toca analizar sesudamente a los
musulmanes, sino la cobardía de quienes los señalan en lugar de mirar el mapa
global y entender de verdad qué responsabilidades tiene quién. Y hoy toca
decirles a los y las compañeras musulmanas que seguimos aquí. Que no nos van a
dividir. Que sabemos que todo esto cala hondo, pero que llevamos años
preparándonos, que todo el tiempo que habéis dedicado a enseñarnos qué es la
islamofobia no ha sido en vano, que no somos tan permeables, que no nos
tragamos cualquier cosa. Y que sabemos que vienen tiempos difíciles, pero
seguiremos estando ahí. Hemos aprendido y no nos dividirán.
Cuidaos mucho y que Allah nos otorgue a todxs la
paciencia y la compasión.
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