Entrevista a Gloria Fortún sobre la compilación de cuentos
"La nueva mujer. Relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX
Editorial Dos Bigotes"
Gloria
Fortún (Madrid, 1977). Escritora, traductora y activista feminista y LGTB
-En algunos de estos relatos hay sangre
nativo-americana o influencia de éstas culturas hoy casi reducidas a cenizas.
¿Qué nos puedes contar de esta tradición oral y escrita dentro de la literatura
estadounidense escrita por mujeres?
Gloria Fortún: Es
cierto que el tema de las personas nativas estadounidenses flota en varios de
los relatos, como por ejemplo en Circunstancia
de Harriet E. Prescott Spofford, pero sin duda el cuento que las tiene como
protagonistas es el de Zitkala-Ša, que escribe la historia de una joven
guerrera que subvierte los roles de género, siendo ella la salvadora de su amor
y no al contrario. Zitkala-Ša era una Sioux que luchó toda su vida por los derechos de los pueblos
nativos y por visibilizar su voz a través de sus historias. En el libro también podemos leer el relato de Mary
Austin sobre una vaquera, en el que subyace mucha espiritualidad
nativoamericana. De hecho ella también fue una activista por la conservación
del legado cultural nativo-americano. Hubo muchas escritoras nativoamericanas y todavía
hoy siguen traduciendo a la literatura su cultura, para que esta no muera, como
por ejemplo es el caso de la fantástica Louise Erdrich.
-“La nueva mujer”, de cuyo prólogo eres
autora, es más bien la historia de muchas fracturas de un modelo a la vez
hegemónico e inalcanzable de “mujer” a partir de supuestos heteropatriarcales y
colonialistas como son: la buena esposa, la mujer blanca, la madre abnegada, la
casada perfecta por no hablar de los chicos y chicas que plantean líneas de a los
modelos de género o a la hetero-normatividad. ¿Hasta qué punto muchos de estos
desafíos siguen más o menos vigentes?
Gloria Fortún: La nueva mujer es una recopilación de
diez relatos que consideramos clásicos porque nos siguen hablando hoy en día.
De hecho resulta sorprendente que si cambiamos algunos datos históricos, la
mayoría podrían haber sido escritos actualmente. Las
mujeres seguimos teniendo las presiones de la maternidad ideal e inalcanzable,
los roles de género continúan prevaleciendo y aunque hemos alcanzado en España
muchos logros legales, tenemos todavía un largo camino que recorrer. El
relato Un jurado de sus iguales de
Susan Glaspell es la historia de una mujer maltratada y culpabilizada. ¿Nos
suena de algo? Aquí nos siguen matando. La violencia patriarcal se encuentra en
todo su esplendor. De
todas formas creo que si dentro de cien años leemos relatos escritos por
autoras en 2017, a las personas de dentro de un siglo les seguirán resultando
familiares. Nada va a cambiar, todo serán meros parches, mientras continuemos
en un sistema patriarcal.
-Algunas autoras son, además, conocidas por el gran público por ser autoras de auténticos clásicos de la narrativa como
Willa Cather, Kate Chopin o Charlotte Perkins Gilman. Aunque supongo que los
grandes descubrimientos hoy vendrán a partir de las historias de autoras menos
conocidas pero cuyas historias son igualmente notables o sorprendentes.
Gloria Fortún: Es
cierto que son autoras conocidas, pero los relatos escogidos para la antología
no son los que ha leído la mayoría de la gente en España. De hecho, Una madre antinatural de Charlotte
Perkins Gilman no había sido traducido al castellano antes. Es
verdaderamente escandaloso que cuentos fundamentales como el de Susan Glaspell
no figurasen aún en ninguna colección y obviamente es una invisibilización del
dichoso canon. Creo
que el valor de La nueva mujer reside
precisamente en la alegría del descubrimiento. En toparnos con curiosidades
como La mujer inferior o La hija del guerrero, en bellezas como La caminante, en piezas breves y
magistrales como Historia de una hora,
y así con cada uno de los diez relatos.
-¿Cuál es la diferencia fundamental que
tu estableces entre las autoras del XIX en Gran Bretaña y en EEUU a parte del
paisaje o contexto histórico en el que surgen? ¿Existen influencias visibles?
Gloria Fortún: Las
diferencias son múltiples aunque obviamente también se influyen mutuamente.
Pero en Estados Unidos la diversidad racial y cultural enriquece muchísimo más
su canon. Además,
el género literario americano por excelencia es el relato a partir de finales
del siglo XIX, como cuento en el prólogo. Hay grandes cuentistas también en
Gran Bretaña, pero no existe la pasión por ese género breve y tan adecuado con
sus industriosas vidas como en Estados Unidos. Los
temas que preocupan a las estadounidenses siguen estando más cercanos al de la
frontera (las pioneras, las que se hacen a sí mismas, las que construyen el
país…) que al de la heroína de su propia vida que reflejarían las autoras
británicas.
-Encontramos una autora asiática y una
autora nativo-americana ¿Qué tiene de multicultural y qué tienen de pioneros
estos relatos y cuál podría ser su significado en la historia emancipación
femenina?
Gloria Fortún: En
estos relatos encontramos la visión blanca y acrítica sobre las razas
devastadas de Estados Unidos, no podemos negarlo. Pero también están aquellos
que dan voz a estas mujeres, como es el de Sui Sin Far o el de Zitkala-Ša. Teníamos muchas ganas de incluir a mujeres latinas o
afroamericanas, pero por un tema de derechos no fue posible. En cualquier caso, nunca habrá una verdadera emancipación
femenina si no tenemos en cuenta las múltiples identidades que nos recorren y
las intersecciones que hay entre género, raza, clase, cultura… Este libro
pretende poner su granito de arena en esta lucha.
-La historia de Willa Cather “El caso de
Paul” es considerada una historia pionera de dandismo masculino, llena de
elementos camp, escrita por una mujer. Casi un acto de "travestismo" de la voz
literaria. ¿Cómo enfocarías tú esta cuestión, en ocasiones tan polémica, sobre
el género y el sexo en relación con la escritura?
Gloria Fortún: El caso de Paul,
que tiene claras influencias de El
retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, es obra de la escritora lesbiana
Willa Cather. Cuando estudiaba en la universidad de Nebraska, se hacía llamar
William, con eso te digo todo. Vestía ropas masculinas y se decía que había
adoptado de tal manera los valores masculinos que hablaba de las escritoras con
paternalismo. De hecho, muchos de sus personajes principales son hombres y en
El caso de Paul no hay ninguna mujer digna de mención.Una
excepción es que su gran mentora fue Sarah Orne Jewett, otra de las autoras de La nueva mujer. También admiraba mucho a
la neozelandesa Katherine Mansfield. La
cuestión es difícil. Una escritora o un escritor no tienen por qué escoger una
narradora o narrador de su propio género. A veces incluso no escogen ningún
género, como hizo Jeanette Winterson en Escrito
en el cuerpo. De hecho, en el relato de La
caminante de Mary Austin podemos intuir que la narradora es la propia
escritora, pero quién sabe…La
escritora Siri Hustvedt contó una vez que ella normalmente escoge una narradora
y protagonista femenina para sus novelas, pero que en el caso de una de ellas
escogió como personaje principal a un hombre y al escribir notó los efectos de
hacer esto. Se sintió muchísimo menos limitada a la hora de poner a su
protagonista en distintas situaciones. ¿Existe
una escritura femenina? Creo que más bien existe una escritura feminista, es
decir, que desafía los roles asignados, o que reivindica, o que encuentra sus
propias formas de expresarse, su propio lenguaje alejado del masculino…
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