Santiago Escalante: "Con la derecha en el poder los típicos tópicos se han acentuado de forma alarmante"
Por Eduardo Nabal
El director de teatro que llevó a los escenarios el personaje de Legionaria, de Fernando Quiñones, o montajes tan celebrados como Madre Amadísima, llega a nuestras páginas para ofrecernos una visión a la vez pesimista y desenfadada del panoráma escénico de una España en retroceso.
EDUARDO NABAL.- Creo que habéis
representado en vuestro espacio escénico itinerante una obra tuya: Madre amadísima, que ya llevó al cine
con cierta repercusión la andaluza Pilar
Tavora (Yerma). Yo cuando vi la peli
hubo cosas que me gustaron, pero otras me parecieron algo desfasadas o tópicas.
Pero un chaval joven me dijo: en Andalucía la gente es y ha sido así, puede combinar la religiosidad o sus iconos
con formas nada católicas de vivir la vida o su sexualidad. ¿Cómo ves el
texto en la distancia, el guión que escribiste y la película? Creo que está a
punto de salir la novela.
SANTIAGO
ESCALANTE.- Bueno yo escribí Madre
amadísima para teatro, para llevarlo a escena desde mi compañía Teatro del
Mentidero. El espectáculo -y su éxito de crítica y público- fue lo que llevó a
Pilar Távora a llevarla al cine. La obra se estrenó en Sevilla y se escenificó
en teatros de toda España para pasar al Festival Internacional de Teatro de
Miami y de ahí a diferentes lugares de las dos Américas. Se realizaron más de
quinientas representaciones. Yo cuando vI
la película también vi cosas que me gustaron y cosas que no, y eso es tan
normal como que me ha pasado siempre con todo lo que he escrito. Creo que nadie
está nunca completamente satisfecho de los resultados de algo que lleva a
escena o al cine o a cualquier otro soporte artístico. Ese punto de
insatisfacción es bueno por el afán de superación que produce. En cuanto a lo
tópico… pues en Andalucía los tópicos son como el pan de cada día. Verás a los
maricones de los pueblos de la quinta puñeta de la Andalucía profunda no le
afectan -ni para bien ni para mal- las buenas intenciones de Zapatero cuando
aprobó la ley de matrimonio homosexuales. Sólo por ponerte un ejemplo. Lo
moderno y lo rural rara vez van de la mano. En la distancia y cuando me puse a
convertir el texto en novela veo que había muchas cosas que contar que no había
contado y por eso he ampliado la historia y le he dado una vida mas amplia a
los personajes. La novela ha salido publicada por la Editorial Dalya.
E.N.- Otra película en la que trabajaste como
guionista fue La duquesa roja, del realizador catalán Francesc Betriu. ¿Escribir
para un escenario es muy distinto de escribir para un realizador de cine y
televisión? Franc Betriu es uno de esos directores que no han tenido
reconocimiento hasta hace muy poco. ¿Crees que, como Villaronga -con el que por
cierto coincidió en La plaza del diamante- está esperando su momento o merece ya un mayor reconocimiento? ¿Cómo fue la
experiencia?
S.E- Mi
experiencia con Betriú fue verdaderamente lamentable. Yo trabajaba en Iberoamérica
Films y Lola Films para el productor de los productores Andrés Vicente Gómez -con
el que conservo una excelente relación- y me endosaron a Francesc -que en la
película exigió llamarse Paco- me imagino que por aquello de acercarse un poco
al tono andaluz de la película. Fue horroroso; al final del rodaje nadie se
despidió de nadie, porque nadie se hablaba con nadie. Rosa María Sardá y Loles
León… y yo, por supuesto, no nos hablábamos con el director desde el tercer día
de rodaje. Precisamente a finales de octubre sale un libro mío que se llama Trajines Deluxe -que ya antes de salir
está causando bastante revuelo- en el que hay un capítulo titulado ‘Making Of’,
que está íntegramente dedicado a ese rodaje… y a como terminó, que salimos en
los periódicos -y no solamente por las críticas-, incluso en los papeles del
juzgado del ‘Caso Arny’, ya que Gurruchaga fue uno de los actores protagonistas
del film… y del asunto Arny. Aquella película fue para hacer una película de
cómo se hizo -y terminó- aquella película.
No veo –desgraciadamente- una España sin toros, como tampoco veo el destierro definitivo de la peineta y la mantilla; es más, creo que con la derecha en el poder los típicos tópicos se han acentuado de forma alarmante. Dimos muchos pasos hacia delante con una forma de gobernar durante la transición con diferentes gobiernos, y ahora llevamos una temporadita –que espero no sea muy larga- dando zancadas enormemente peligrosas… siempre para atrás.
E.N.- No he visto nada en directo de Mentidero
Teatro, aunque tiene una trayectoria importante y ha pasado mucha gente por
esas tablas. ¿Os inspiró La Barraca
de Federico García Lorca o vuestro propio carácter nómada? ¿Tenéis un público
fiel o cambiante?
S.T.-
El Teatro del Mentidero empezó en el 79 cuando estrenamos La Legionaria, de Fernando Quiñones -que luego fue finalista del
Planeta- y se transformó en un éxito que no esperábamos. Legionaria ha estado por medio mundo, y lo mismo estábamos un día
en en Murcia y a los tres días en Nueva York. Nunca dejamos realmente de
representar esa obra a lo largo del tiempo. Sería imposible saber cuántas
representaciones se realizaron de ese montaje. Lorca siempre ha está ahí,
porque Andalucía siempre está -como en el trabajo de Lorca- en nuestros
montajes. Tenemos un público muy fiel, y lo mismo acuden a ver un texto muy gay
-sin serlo el espectador- que un texto como El
Betis: La marcha verde.
E.N.- Si alguien dice “quiero ver teatro gay” o, “quiero
ver teatro andaluz” o, “quiero ver teatro clásico”, y piensa en el Mentidero Teatro ¿Esta
equivocándose, haciéndose eco de tópicos o no va mal encaminado? ¿A quién os
dirigís y qué ofrecéis tanto a los autores, directores como al público?
S.E.- Bueno
si alguien quiere ver teatro clásico no debe acercarse a nosotros porque jamás
hemos montado un clásico, aunque nuestro trabajo Legionaria se convirtió en uno de ellos. ¿Si alguien quiere ver
teatro gay? Bueno, si consideramos que Madre
amadísima es teatro gay. Yo creo que en Madre
amadísima hay gays, madres de gays, heterosexuales, gays que se llevan
fatal con los homosexuales, heterosexuales que soportan más o menos a los gays…
en fin… la vida. Un crítico dijo de nosotros: Teatro del Mentidero, el teatro
que gusta al progre y entusiasma a la maría. Eso me gustó. Fue como escuchar a
mis amigos los Costus, porque ellos definían así nuestro trabajo.
E.N.- No conozco bien la soledad de un actor ante
el público, pero sí la soledad de alguien que se pone a escribir sin tenerlas
todas consigo. ¿Crees que con las nuevas plataformas y formas de llegar al
espectador se ha complicado o revalorizado la labor de seducir al público?
S.E.- Yo no conozco la soledad de un actor ante el público, pero mi marido Ramón
Rivero sí, ya que lleva toda la vida enfrentándose a diario a ese duro cometido
y, por lo que veo, tiene que ser horroroso. Si yo tengo que salir al escenario
de un teatro enorme como El Falla de Cádiz, a teatro lleno, y a sabiendas de que
me queda hora y media por delante con mil personas observándome -y juzgándome- me
muero. La soledad como escritor me gusta y además la necesito. Si no estoy solo
me resulta imposible escribir, porque soy incapaz de concentrarme. De todas
formas ahora estoy mucho más centrado en escribir que en el mundo del teatro,
debido a un paréntesis que yo mismo me he impuesto hasta que pase el chaparrón.
España no está para mucho teatro.
E.N.- ¿Es más fácil desterrar los tópicos sobre los
gays o sobre los andaluces o los catalanes? ¿Cómo y dónde viviste la llamada
‘transición’ y cómo ves el futuro de Europa en general y el estado español en
particular?
S.E.- Yo
creo que no debemos empeñarnos en desterrar los tópicos porque a veces el
empeño hace que cueste mas trabajo alejarlos. Los tópicos -para bien o para
mal- nos van a acompañar siempre. No veo -desgraciadamente- una España sin
toros, como tampoco veo el destierro definitivo de la peineta y la mantilla; es
más, creo que con la derecha en el poder los típicos tópicos se han acentuado
de forma alarmante. Dimos muchos pasos hacía delante con una forma de gobernar
durante la transición con diferentes gobiernos, y ahora llevamos una
temporadita –que espero no sea muy larga- dando zancadas enormemente
peligrosas… para atrás. Desgraciadamente no puedo -ni creo que Podemos pueda-
desestabilizar esta balanza de la dos Españas ni para un lado ni para otro,
porque estoy completamente convencido que el PSOE y el PP firmarían un pacto
antes de ser defenestrados por sus propios votantes. Yo el futuro de España lo
veo como un novio que tuve la otra noche… negro, oscuro.
Yo durante toda mi vida he visto a La Macarena y a sus iguales rodeadita de maricas, de esos que las adoran y las veneran como veneran a Juanita Reina o a La Jurado. Si los maricas hicieran huelga en Semana Santa no saldría ni un paso a la calle.
E.N.- Hay quien piensa que las
procesiones son lo más horrible de su tierra y hay quien admira su lado
estético, aun cayendo en lo kitch, y no renuncia a participar porque la
Iglesia, en general, sea machista, reaccionaria y homofóbica. ¿Puedes contarnos
algo o alguna anécdota al respecto, ya que es un elemento importante en tu obra
Madre Amadísima?
S.E.- En España el teatro
de calle, el pasacalle no podrá jamás superar a la Semana Santa y toda su
parafernalia. La idea de esta historia me vino siendo espectador -teatral- de
Semana Santa, desde mi punto de vista absolutamente ateo. Los de la Cope
estuvieron insultándome varios días antes del estreno -sin haberla visto claro-
pero el tema les venía... no sé: mal. Ya sabes, la Cope y la Iglesia van da la
mano, y decían que era una calumnia que yo pusiera a un maricón vistiendo a una
virgen, ya que eso no era lo normal. Yo durante toda mi vida he visto a La
Macarena y a sus iguales rodeadita de maricas, de esos que las adoran y las
veneran como veneran a Juanita Reina o a La Jurado. Si los maricas hicieran
huelga en Semana Santa no saldría ni un paso a la calle.
E.N.- Tu trayectoria vital me lleva de Sevilla a
Barcelona y a Tánger, imagino que también hay muchos mas caminos que has recorrido.
Pero en este caso son tres ciudades muy literarias. ¿Cómo ves su pasado y su futuro, tanto político como cultural y/o
humano?
S.E.- Mi
trayectoria vital pasa más por Miami que por Sevilla, y mucho más por Barcelona
que por Andalucía. Andalucía ha viajado conmigo y yo he llevado a muchos sitios
mi particular forma de verla. Ahora hace años que vivo a caballo entre mi
trabajo en cualquier sitio -donde toque- y mi casa de Túnez, donde tengo mi
cuartel general. Aquí he vuelto a convivir con aquella Andalucía de hace
treinta años, aquella Andalucía que enamora a cualquiera. Vivo instalado en el
siglo XVI en muchos aspectos y en el siglo que viene en otros. En muchas cosas Túnez
está a años luz de distancia, pero en otras -vitales- vives sus ventajas. Túnez
es un sitio con futuro, con ilusión, donde puedes hacer prácticamente lo que te
apetezca sin ningún tipo de problemas, incluso mi homosexualidad la vivo de una
manera mucho más abierta, aunque parezca mentira. Paseando por sus callejones
me acuerdo de aquella Andalucía en la que me movía con las Costus, con Tino
Casal, mientras la gente nos observaba sin dar crédito a lo que estaba viendo. Cuando
llego a España, ahora, noto el retroceso en muchos aspectos -en lo gay también-
y veo que el futuro de la política está marcado por encuestas, y por un partido
político que nadie -ni siquiera ellos- sabe de qué va.
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