¡Atentado al buen gusto en el Orgullo 2016!

Mi prima, la estrella del porno Samantha Ballentines

Por José García
Menos
mal que ha llegado agosto y se ha terminado este agotador mes de julio, que me
he pasado cubriendo todos los Orgullos de la Vía Láctea y las galaxias
aledañas. Debo decir, después de esta experiencia como enviada especial, que me
he llevado todo tipo de sorpresas y sinsabores. El peor de todos, en Cádiz, a
donde acudí convocada por mi prima Samantha Ballentines, que es esta chica tan
mona que sale en la foto adjunta. Desde luego, a mi me invitaron, como no podía
ser menos, en calidad de policía de la moda. Y casi tengo que llevarme
arrestada a toda la manifestación.
¡Qué
horror! En aquella manifa una no podía ni moverse entre tanta transmaricabollo low cost. Que la arruga puede que sea
bella, pero el roto, el descosido y las serigrafías a mano…ya me dirás. Así que
me hice paso como pude entre tanto harapo y tanta hipster de mercadillo. Y aterricé en ese que llaman el barrio del
populacho, o algo así, que nada más que el nombre ya indicaba que tampoco era
sitio para gente de mi abolengo. Mas como actuaba mi prima (que es de la sexual working class), pues allí que me
planté.
Pero
nada nuevo bajo los flashes. Una fiesta para pobretonas, sin lugar a dudas. Que
nadie diría que allí al lado haya nacido uno de mis más admirados periodistas
de investigación. Bertín Osborne, por supuesto. También allí tuve que
identificar a más de una por atentado al buen gusto. Que no sé quiénes les
habrán dicho que llevar pantalones piratas ajustados hasta que no te circule la
sangre por la pierna combinados con náuticos de piel sintética tiene chic francés. Seguramente alguna
pelandrusca confidente de mi amiga Amancia Ortega, que sabe explotar como nadie
a niños de Bangladesh y Brasil para que todas estas provincianas compren “moda”
(por llamarlo de alguna manera) a precios de saldo y puedan sentirse como la
Preysler la noche que se buitreó a un cantante famoso, un marqués, un ministro
y un nobel de literatura de una sola atacada.
Y,
por supuesto, también le eché un vistazo a la programación cultural, porque las
snobs solo vemos cine sueco. E hija mía, que muermazo. Había por allí unas
rojas pasadas de rosca a las que les dio por organizar una jornada de memoria
histórica y entregar a dos travelas unas distinciones que parecían compradas en
el chino de su barrio. Yo hubiera organizado una entrega de galardones por todo
lo alto, patrocinada por las grandes firmas de la moda y la cosmética. Como el
Premio Champú Palmolive contra la Caspa. Que se lo hubiera dado, sin lugar a dudas,
al Diario de Cádiz. Y además, ¡qué
memoria ni qué memoria, si estas de todos los porros que se han fumado ya no
les queda ni una neurona donde almacenar el recuerdo de lo que cenaron anoche…!
En
definitiva. Un fraude. Así que, indignada, hice las maletas y me fui para el
Orgullo de Madrid. Bueno, para uno de ellos, porque allí hay varios, y yo desde
luego fui al de postín, al cosmopolita, al orgullo que van las estrellas, a la
madre de todos los prides. Así pude
ejercer el otro gran derecho que, además de votar, nos ha legado nuestra
augusta democracia: consumir y consumir hasta caer con gastroentiritis
empachada de todo. Porque nosotras, como se sabe, tenemos un alto poder
adquisitivo (bueno, algunas son pobres de solemnidad, pero a estas no las
sacamos en el álbum de fotos porque nos deslucen mucho los telediarios) y somos
muy limpias y las mejores gastadoras. Tanto, que cuando nos ponemos así les
gustamos hasta a la derecha más reaccionaria. Qué listas y pizpiretas que
somos.
Así
que ya lo sabes, sí quieres ser una marica verdaderamente trendy…NUNCA VAYAS AL ORGULLO DE CÁDIZ!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario