Hace frío en la calle y no debería, y sinceramente
no tengo nada que decir de tu sangre en la moqueta.
Ray Loriga
Cuando en Vogue ves
que los viernes huelen a smells like teen
spirit, los viernes dejan de ser viernes y Nirvana pasa a ser otra cosa que
no es lo que era cuando tenías dieciséis años.
La estética grunge se vuelve sorda y carente de significados posibles que
tengan que ver con el descontento, el nudo en el estomago y los días de
llovizna en una ciudad de la costa noroeste de Estados Unidos.
Soy hija de los noventa, fui
adolescente en los noventa. Antes de todo, antes de las Dr Martens y de
quemarme el bajo de los pantalones con un mechero, de robar las cucharillas de
café en los bares de las cinco de la tarde, yo era otra cosa. Parecida, pero otra
cosa. Antes de ser hija de los noventa me compré unas botas de chupamelapunta
que aún guardo en el baúl de casa de mi madre y me pongo los días de primavera.
En los noventa escuchaba la banda
sonora de El Cuervo, las Breeders,
Veruca salt y Elastica. Me moría por Kurt y deseaba fervientemente ser
Courtney, cuando todavía era bi. Pero en Vogue acaban de decir que los viernes
huelen a smell like teen spirit y entonces los viernes dejan de ser los
viernes de Ray, dejan de ser los viernes de caídos del cielo y de ser los
viernes de todos somos ángeles y pasan a ser otra cosa. Pasan a ser a los
viernes de la bloguera de moda de Vogue y todo sabe diferente.
Me pongo en honor a esos viernes smell like teen spirit, me lo pongo
varias veces, me lo pongo varias veces, me lo pongo varias veces...Hello, hello hello...
Los viernes son el día de Venus, la
diosa del amor y las prostitutas, la diosa que se simboliza como una paloma.
Como la paloma del espíritu santo y los viernes se convierten en la herejía del
cristianismo. Es el día metáfora de mis noventa como el sábado es la metáfora
para los setenta.
Suena la voz de Kurt:
Hello, hello, hello,
a deniall
a deniall
a
deniall.
La primera vez que la escuche, la
primera vez que tuve consciencia de ella, era un mediodía con sol, había clase
por la tarde. No recuerdo de que era la clase, no recuerdo si era para
diseccionar a una rana o para el test de Cooper. Como todos los días estaba en
casa de mis padres, en el salón de su casa, entré y puse la tele. A esa hora,
al mediodía, ponían en el plus un programa de los cuarenta principales,
entonces llevaba unas botas de chupamelapunta y unos vaqueros muy ajustados
negros. Y ahí estaban las converse, los calcetines blancos, los jerseys de
rayas y la animadora tatuada. Todos eran zombies siguiendo el ritmo hipnótico
del maestro rubio de ceremonias.
Me quedé hipnotizada. Yo era otra
zombi más. Hello, hello, hello ...Y, a partir de ahí, todo dejó de ser lo que
era para ser otra cosa. Entonces todo paso a ser las Dr Martens, los 501
desgastados y quemados los bajos, alguna tarde perdida en un local, los jerseys
grandes comprados en la sección de hombres del corte inglés, pasó a ser el sexo
precoz y precario de los portales y de las casas de los padres que se iban de
fin de semana. Pasó a ser el subirme encima de los coches y gritar que éramos
ángeles y príncipes. Pasó a ser la orgía de hormona adolescente de cerveza, de
tequila, de patatas fritas.
Pero ahora smell like teen spirit ha
salido en la sección de Vogue de la bloguera de moda y todo parece un poco más
mentira y todo el significado parece un contenedor vacío. Todo ese significado
suena algo mas perverso, todo ese significado que para mí, y mi mitopóyesis
tenía el smell like teen spirit suena
mas vendible aún, suena más canjeable que en los noventa y suena y huele a
cualquier cosa que quiera parecerse a viernes. Y es entonces cuando descubres,
cuando crees, que ese sonido es un sonido empaquetado y no sabes qué demonios
ha pasado para que todo esté en la entrada del viernes de la bloguera de moda
de Vogue.
Ahora con el tiempo todo recuerda
más a Historias del Kroner, ahora con
el tiempo, no tengo claro que la manera en que yo me apropie de aquello, que la
manera en que yo creí que eso explicaba lo que sentía, explicaba lo que yo
creía sentir, no ha ayudado a que en la entrada de este viernes de la bloguera
de moda de Vogue diga que los viernes huelen a smell like teen spirit.
Tradición, traducción y traición.
No sé. No lo tengo nada claro. ¿Cuánto
de lo que proyectamos de nosotros/as en los/las demás es nuestro o busca un
estatus? ¿Cuánto de lo que intentamos coger del otro/a no busca robar su alma,
no busca robar su esencia, para olvidar la esencia de la que ha partido, para
escupir y pisar la esencia de la que se ha partido?. Copia de la copia para
borrar el original, pero, ¿ha existido alguna vez el original de smell like teen spirit?.
* Zelda Jhons es miembro de Transfeminalia-Palencia
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