El lepenismo en Francia
Por David García
Sobre Marine Le Pen, se puede afirmar que, aunque
intenta dar una imagen más edulcorada de la extrema derecha, encontramos en su
programa el mismo discurso que su padre: racista, anti-inmigración “para
terminar con la inmigración totalmente descontrolada”, con un montón de
mentiras, por ejemplo, dice que obtener la nacionalidad vía el matrimonio es
automática, lo que es completamente falso, ya que es un proceso largo y
complicado y para nada automático.
Tiene igualmente un discurso nacionalista y
militarista (aunque ya no milita por la salida total de Francia de la OTAN);
conservador y reaccionario (como el candidato de la derecha, François Fillon),
defendiendo la escuela privada, la anulación de las ayudas sociales a los
padres de menores reincidentes, el restablecimiento de un servicio militar
obligatorio, reproducción asistida únicamente para heterosexuales, derogación
de la ley que autoriza el matrimonio a los no heterosexuales, políticas
natalistas, etc.
A nivel económico, M. Le Pen es proteccionista y
liberal, por el capitalismo francés: “prohibir la importación y la venta de
productos que vengan del extranjero y no respeten las normas impuestas a los
productores franceses”. Las normas sobre los productos ya se aplica en Francia,
no es ninguna novedad, lo que no precisa es si se trata de normas sociales o
medioambientales; lo que ella llama “proteccionismo inteligente”, es crear una
tasa del 3% sobre las importaciones y “restablecer las fronteras” contratando a
6.000 agentes de aduanas.
Una novedad: ya no está oficialmente a favor de la
salida inmediata de Francia de la UE y del euro, pretende hacer un referéndum
sobre estas cuestiones. “Apoyo a las empresas francesas” con etiquetas
obligatorias “Fabricado en Francia”, los pedidos de las empresas públicas deben
hacerse a productos franceses “si la diferencia de precio es razonable”.
Con el contrato de aprendizaje, lo que busca es
crear una mano de obra joven y barata para la patronal, mimando especialmente a
las PYME, con mucha demagogia, ya que muchas dependen de grandes empresas,
prometiéndoles un montón de ayudas y rebajas fiscales.
MLP tampoco olvida a los ricos, o al menos a las
clases acomodadas y las profesiones liberales: “permitir a cada padre
transmitir, sin impuestos, 100.000 euros a cada hijo cada cinco años (en lugar
15 años actualmente) aumentando el tope de donaciones sin impuestos a los
nietos a 50.000 euros, igualmente cada 5 años”.
100.000 euros cada 5 años, pueden formar una bonita suma al final de una
vida, todo ello libre de impuestos.
Así, encontramos otras muchas medidas que, según
MLP, van a dar más poder adquisitivo “a los franceses”, mientras que en
realidad sólo vienen bien a una minoría de la población, más bien acomodada
socioeconómicamente. Además, MLP muestra una retórica “social”, sin medidas
concretas o con cifras que muestren su viabilidad, y es que MLP no recaba
dinero de la patronal para dárselo a la población. Afirma querer “devolver”
40.000 millones de euros de poder adquisitivo “a los franceses”, pero como
hemos visto una buena parte va a ser disfrutado por la población más acomodada.
No aumenta las ayudas a los más modestos, ni los sueldos bajos, ni las
pensiones, tampoco aumentaría el salario mínimo. Ese aumento del poder
adquisitivo sería rápidamente compensado e incluso bajaría con el aumento de la
inflación previsto por ella misma al 2.5% en 2020 (en 2016 la inflación era del
0.6%).
La candidata de extrema derecha se reivindica como
ecologista (pero no quiere desmantelar las centrales nucleares) y democrática,
con una reducción del número de diputados y senadores, pero no dice nada de sus
sueldos y privilegios.
En cuanto a la situación política general, hay una
crisis de representación de la burguesía, como hemos podido ver en el combate entre
Le Pen, Fillon y Macron. A la izquierda, Hamon (PS) para el que se pronosticaba
un hundimiento en las encuestas, sobre
todo a causa de la traición de una gran parte del aparato del PS, que prefería
cortar los pocos lazos que le quedaban con el movimiento obrero.
Macron se presenta cada vez más como una solución a
la crisis de representación de la burguesía: los dos grandes partidos, el PS y
LR han perdido credibilidad y Macron propone un partido al estilo Partido
Demócrata italiano.
Otro de los temas de la actualidad francesa que no
debemos olvidar en este período electoral es el de la violencia policial, como
hemos visto con la agresión sexual sufrida por Théo (joven de los suburbios de
París) y otros casos similares en los últimos meses.
Creo que la clave debe estar en las luchas, no en
las instituciones, internacionalistas y antirracistas, rompiendo con el
capitalismo, ya que nada se resolverá con ajustes.
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