Oculto sendero, de Elena Fortún
Por Eduardo Nabal
La
aparición en la editorial Renacimiento de la novela inédita de Elena Fortún (conocida
por ser la creadora de Celia, uno de los personajes infantiles más importantes
de la literatura española), Oculto
sendero, nos pone de nuevo frente a una evidencia: la escasa visibilidad
lésbica de las autoras en lengua castellana. O, expresado de otro modo, cómo -bajo
el tapiz de la “narrativa femenina”- se han armarizado grandes nombres de la
literatura que han contado historias de amor, descubrimiento, sexualidades y
vidas raritas o disidentes de mujeres fuera de la heteronorma en una sociedad tan
marcada por ésta como la España del
franquismo, con su parafernalia nacionalcatólica, que pervive hasta nuestros
días.
Aunque
muchas saben que cuando Gloria Fuertes “fue a tirarse al tren cambió de opinión
y se tiró a la taquillera”, por lo general hay un abismo radical entre la mujer
“como Dios, la familia y la Patria mandaban” y lo que se cocía entre visillos.
Aún hoy para muchos grupos de mujeres, afortunadamente cada vez menos, sigue
suponiendo un problema irresoluble eso de celebrar y cómo celebrar o hacer algo
por un ‘Día de la visibilidad lésbica’, que llega a finales de este mes.
En
lengua castellana tenemos ejemplos lejanos, como la ya ineludible vida y obra de
‘Sor Juana Inés de la Cruz’ quien, como la abulense ‘Santa Teresa de Jesús’, estuvo lejos
de ser una monja al uso. Si nos acercamos más, podemos hablar de la forma en la
que se describía a las mujeres escritoras, y a algunas maestras, como
“hombrunas” o “amargadas”, tal y como les toco padecer a autoras de la talla de
Emilia Pardo Bazán entre otras.
Hace
poco el ensayo Poesía lesbiana y queer,
de Elena Castro, ha recuperado las voces de mujeres como Lucía Sánchez Saornil,
anarquista y amante de otras mujeres pero silenciada por sus compañeros de
lucha, la citada Gloria Fuertes, Carmen de Burgos, Ana Maria Moix, Esther
Tusquets, la uruguaya universal Cristina Peri Rossi o las más recientes
adscritas a la poesía joven y queer que cuestiona de forma clara los binarismos
de género como, por ejemplo, Txus Gutiérrez.
La
reedición en la propia editorial Renacimiento de La malcasada, de Carmen de Burgos, nos pone frente a una autora
iconoclasta que describe con crudeza lorquiana la situación de las mujeres en
la Almería de postguerra, mezclando el costumbrismo, la sordidez y la prosa más
descarnada. Otras muchas autoras han reclamado ese espacio, de Isabel Franc a,
en clave de prosa poética, Flavia
Company, sin olvidarnos de las herederas de Wittig o Despentes por estos lares
como Paul Preciado, June Fernández o Itziar Ziga, que han mezclado la narrativa
y el ensayo, la autobiografía y la provocación, o la autobiografía como
provocación convirtiendo sus cuerpos y sus biografías en espacios a la vez
literarios y políticos.
Oscuro sendero nos
recuerda que grandes nombres de la mal llamada “narrativa femenina” escribieron,
aunque no lograron ver publicadas, intensas historias de amor llenas de matices
autobiográficos, narraron sus infancias como niñas que no se amoldaban a los
roles ni vestimentas del género asignado forzosamente y exploraban sus relaciones
íntimas con otras mujeres. Tal es el caso de esta autobiografía novelada y las
historias de amor y sexo que recorre, a lo largo de un dilatado espacio de
tiempo, las páginas de esta novela de iniciación de primer orden, tal vez algo
descuidada en su redacción, secuestrada para los y las lectoras de todo el
mundo, que es hoy Oculto sendero.
Fortún
para muchos/as seguirá siendo la que creó a Celia, un personaje que ya, desde
la timidez obligada de su lugar y tiempo de aparición, empezaba a cuestionarse
algunas de las máximas de la feminidad convencional. Sin embargo, la feminista
y lésbica Oculto sendero no es única
en su género, y novelas posteriores como la inolvidable Julia,
de Ana Maria Moix, dan un paso adelante en ese camino por explorar en las
letras castellanas o catalanas.
En
todo caso no cabe duda de que, hoy, en estos tiempos de involucionismo y
desmemoria histórica, con el día de la visibilidad lésbica en el horizonte, una
novela de las dimensiones de Oculto
sendero, llena de apuntes sociohistóricos y autobiográficos nada
desdeñables, es algo más que un hermoso camino a seguir en las letras lésbicas
españolas que no tuvo, hasta hace no tanto, una continuidad visible, recuperada.
Es un testimonio de un tiempo que fue y que nunca se ha ido del todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario