Foto: Franco Alfaro
Tanto México como Argentina son países con un pasado colonial muy importante por eso entender como opera la "biopolítica" es una cuestión de supervivencia"
Nací en una ciudad a 1,122km de CDMX y a tan sólo 12 km de EEUU, así que
mi experiencia de la mexicanidad es muy distinta a la de alguien que creció en
el Centro y/o Sur de México. Estudie arquitectura y cómo diez años después de
haber egresado la licenciatura hice una maestría en teoría arquitectónica lo
que me impulsó finalmente a dejar todo eso atrás y dedicarme a la filosofía.
Soy completamente autodidacta, les autores que estudio me sirven de guía para
crear mi propio material filosófico y no solo regurgitar sus conceptos. He
escrito dos artículos para la revista Bitácora de la UNAM en las que abordo la
biopolítica desde la perspectiva urbana. Talleres Nómada nació hace dos años,
de mi gusto por estudiar filosofía y de conectar con otrxs enseñándoles
filosofía. Me interesa la teoría queer particularmente por su actualidad y su
utilidad para que, quienes vivimos en países colonizados, podamos comprender
las capturas biopolíticas neocoloniales. Sobretodo ahora que en México vivimos
una narco-guerra de diez años con evidentes características necropolíticas.
-Hola
Sergio. ¿Cómo y cuando surge la idea y la posibilidad de hacer estos talleres
on-line sobre “teoría queer” y a quién van dirigidos? ¿Hasta dónde y a quienes
te gustaría llegar con ellos y cuáles son las posibilidades y principales
dificultades?
Sergio Salazar: La idea de los talleres me surgió a partir de ver los
talleres en "Youtube" de la filósofa argentina Leo Silvestri, nunca había visto a
alguien hablar de filosofía como ella y utilizar las redes sociales para hacer
llegar su material, así que al verlos me inspiré y decidí hacer los propios.
Los talleres on-line van dirigidos a quién sea que se identifique como trans,
lesbiana, gay, bisexual, puto, maricón, machorra. Internet me ha sido sumamente
útil ya que las personas interesadas en la teoría queer están muy dispersas por
el país, tal vez en CDMX haya una concentración importante de personas
interesadas en el tema, pero por el momento no tengo planes de irme a vivir a
la capital. “Talleres Nómada” es un “proyecto
viajero” con el que he podido viajar y vivir en ciudades como Monterrey,
Xalapa, Puebla, Guanajuato y Morelia. El plan es viajar a la mayor cantidad de
ciudades posibles y formar redes de intercambio y de trabajo. Hasta ahora
las mayores dificultades giran alrededor del hospedaje, vivo entre
departamentos y casas de amigues. Me apoyo principalmente en las amistades que
surgen durante el viaje. Quisiera poder viajar fuera del país, pero eso por
ahora es sólo un deseo.
-México,
Argentina, son de los países que más suenan en América Latina a la hora de
hablar de teoría queer o queer (¿cuir?) a secas. No obstante tu señalas el
legado de Foucault y también la respuesta a la pandemia del SIDA en EEUU ¿No
podemos hablar de un origen único ni un único devenir de lo queer en el
planeta?
Sergio Salazar: La teoría queer cómo saber académico comienza en la
academia de los EEUU, la palabra misma siendo anglosajona lo deja en claro, eso
si tu pregunta se refiere únicamente al aspecto geográfico, en cambio sus
orígenes intelectuales son múltiples: Foucault, Butler y de Lauretis, pero
también chicanas como Anzaldúa y Moraga. Es imposible hablar de la teoría queer
sin hablar de la pandemia del SIDA y de cómo esta hizo más evidentes las
desigualdades al interior de la comunidad LGBT. Sin embargo no me parece que
exista un devenir queer a nivel planetario, el alcance de sus conceptos tiene
limites y eso hay que dejarlo muy en claro. Ni Foucault, ni Butler me sirven
para entender formas de existencia que no operen según preceptos occidentales,
por ejemplo les Muxes o Mushes del istmo de Tehuantepec en Oaxaca al sur de
México. Más bien estas autoras me sirven para dibujar los límites del
pensamiento occidental que, en el mundo globalizado que vivimos, es el único
autorizado para fundar verdades científicas y universales. La teoría queer me
permite deconstruir los discursos occidentales que sexualizan la corporalidad.
Tanto México como Argentina son países con un pasado colonial muy importante,
por lo que entender como opera la biopolítica es una cuestión de supervivencia.
-Hoy por
hoy hay quién ve la teoría queer casi como un discurso académico. ¿Hay que
devolverla a las calles o realmente nunca ha dejado de estar en muchas
manifestaciones populares y fronterizas?
Sergio Salazar: Más que devolver la
teoría queer a las calles habría que traducirla al lenguaje callejero; el
problema de muchos de los textos sobre teoría queer es el lenguaje erudito en
el que están escritos. Yo soy filósofo autodidacta y me parece que la mejor
manera de hacer filosofía en México es por fuera del encierro institucional de
la Universidad, especialmente si lo que se quiere hacer es teoría queer. La
filosofía es estrategia social, es una manera de resistir a la inercia de las
masas. Es por eso que hago los talleres, para enseñarle a la gente a leer los
textos y sacarles provecho. No existe un cuerpo queer en estado salvaje, todo
pasa por la performatividad. Somos lo que hacemos y el estilo en el que lo
hacemos. No es la teoría la que es queer, es la persona la que interpreta la
identidad de género que le fue bio-políticamente asignada, en un estilo particularmente
controversial, cómo lo hacen las maricas. Hacer teoría queer es hacerla desde
la propia experiencia de fracasar en la empresa heterosexual, la cual como bien
sabemos desde Wittig, es un régimen político coercitivo.
-Aunque hay
grandes nombres como Monique Wittig, Gloria Anzaldúa, Cherrie Moraga en el surgimiento de la teoría
queer parece que hoy el feminismo se muestra algo reacio a aceptar la teoría
queer, visto casi como un discurso elitista y masculino. ¿Es posible vencer
estas resistencias si es que realmente existen?
Sergio Salazar: Toda resistencia es
inevitable y a mi gusto bienvenida, me parece necesario resistirse a todo
aquello que se nos vende como inherentemente bueno, revolucionario, libertador
y la teoría queer viene empaquetada así. La teoría queer efectivamente es
elitista y masculina en muchos sentidos, pero ¿Qué pensamiento de manufactura
académica no lo es? El mismo feminismo blanco hegemónico fue confrontado por
Gloria Anzaldúa y Cherrie Moraga; entonces no hay saberes académicos con las
“manos limpias”. Tampoco vengo a defender la teoría queer ni mucho menos, pero
el hecho de que Judith Butler sea una crítica literaria blanca y que Foucault
haya nacido en cuna de oro, más que entristecerme me ubica respecto a mi objeto
de estudio. Tanto Butler cómo Foucault ponen de manifiesto el carácter
estructural de la sexualidad. El lenguaje colonizador en el que la teoría queer
esta escrita tiene cómo objetivo al conocimiento occidental mismo. Por darte un
ejemplo: Butler dice que la heterosexualidad es una matriz de inteligibilidad o
dicho de otro modo, es una forma de ser reconocido públicamente; para ella la
heterosexualidad es una estructura cultural sancionada socialmente a través de
las interpretaciones de género de cada persona o grupo. Lo que Butler esta
colonizando es al concepto de heterosexualidad, mostrándolo por la estructura
fantasma que realmente es. La sexualidad es un lazo invisible que intenta ser
total pero irremediablemente fracasa porque depende de la alianza política de
sus partes: genitales, cromosomas, genes y objetos de deseo por mencionar
algunas. Entonces lo que tenemos es un mapa cognitivo de un concepto que antes
nos hubiera parecido monolítico; un mapa que localiza los puntos débiles de un
discurso colonizador. Más que para deconstruirme, utilizo la teoría queer para
deconstruir el mismo pensamiento que la engendro cómo saber académico, si bien
es cierto que esta escrita en el lenguaje del opresor, es puro nihilismo. No
hay que olvidar que tanto Foucault cómo Butler destruyen al sujeto; la teoría
queer es autodestructiva, pero sólo puede destruir aquello que la creo.
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