miércoles, 7 de marzo de 2018

Javier Sáez: "Fracasar no es tan malo. Es un lugar de creatividad que nos permite vivir de otra manera"





Por Eduardo Nabal


Sociólogo, traductor y especialista en teoría queer y psicoanálisis, el activista Javier Sáez es autor de importantes ensayos como Teoría queer y psicoanálisis o Por el culo. Políticas anales (este últmo junto a Sejo Carrascosa). Su bibliografía es tan extensa que nos llevaría líneas y líneas relatarla por completo. Pero también ha sido traductor de importes piezas editoriales de teoría queer como la recientemente publicada El arte queer del fracaso, de Jack Halberstam, en la que el activista trans norteamericano nos habla de las posibilidades creadoras de ser un fracaso como mujer y, en última instancia, como persona que no se ajusta a las normas cisheterocéntricas.
 
EDUARDO NABAL.- Tú ya habías traducido Masculinidad femenina de Halberstam (Ed. EGALES), un libro importante y referencial ¿Qué lugar crees que ocupa este autor y su trayectoria en los actuales estudios sociales, queer y de género y sexualidades?

JAVIER SÁEZ.- Jack Halberstam es un referente en los estudios queer y trans*. Tiene una gran habilidad para localizar los problemas actuales sobre las identidades de género y sexuales, y ha aportado ideas muy innovadoras sobre la masculinidad ejercida por las mujeres y sobre los hombres trans*. Además mantiene una actitud política crítica, anticapitalista, e inconformista, y tiene en cuenta a las minorías raciales en todos sus análisis. Por cierto, Halberstam acaba de publicar un nuevo libro, Trans*, donde aporta ideas muy innovadoras sobre los retos actuales de las comunidades trans*. Precisamente lo acabé de traducir ayer, saldrá en un par de meses en EGALES.

E.N.- ¿El arte queer del fracaso es una caja de herramientas para habitar espacios negados muchas veces no solo por la comunidad LGTB más conservadora o mayoritaria, sino también por el feminismo institucional? ¿Con el paso del tiempo cómo ves el estado de todos estos debates?

J.S.- El libro en efecto adopta un enfoque diferente a las políticas habituales LGBT (derechos, leyes, normalización…). Explica con ejemplos de la cultura popular (películas de dibujos animados, cómics, etc.) y del arte feminista, que fracasar, en el sentido de no encajar en las normas sociales de éxito social o de género, o en marcos heterocentrados, no es tan malo, sino que es un lugar de creatividad, que nos permite vivir de otra manera, no heterocentrada o cis-centrada, o sin sentirnos presionadas por la ideología yanqui del éxito a toda costa y ser el ‘number one’. Los maricas fracasamos en ser hombres de verdad, las bolleras fracasan a la hora de cumplir con la feminidad tradicional… en realidad eso es positivo. ¿quién quiere ser algo tan horroroso como ‘un hombre de verdad’?

E.N.- Halberstam vuelve a emplear herramientas de la cultura popular para afianzar algunas de sus tesis. Películas, series, dibujos animados, narrativa… No obstante yo creo que nuevamente es posible seguir el calado de su discurso sin haber visto todos sus ejemplos ¿Tú que piensas?

J.S.- Sí en efecto, el libro es ameno y divertido porque ver el potencial queer de Bob Esponja o de Dory el pez de Buscando a Nemo o de las gallinas de Chicken Run es muy original y a la vez es explicativo. No hace falta haber visto esas películas, porque Jack explica las tramas en el libro. Al mismo tiempo lo combina con reflexiones más serias sobre Cvetkovich, Freud, Foucault, Hall, Gramsci, Wittig… el libro cambia de la alta teoría a la baja teoría todo el tiempo, sin complejos académicos, eso lo hace interesante y original. También critica cierto saber universitario que no sabe o no quiere conectar con las nuevas realidades sociales y políticas.

E.N.- ¿Crees que Halberstam nos habla de perdedores o de habitantes de otros lugares poco reconocidos hasta ahora, porque hoy día muchas de las cuestiones que plantea ya van surgiendo a la palestra, como la raza, el S/M, el transgenerismo, las ‘infancias queer’?

J.S.- En efecto Halberstam tiene una rara habilidad de descubrir espacios políticos o realidades incómodas, por ejemplo, su capítulo sobre los vínculos entre la homosexualidad y el régimen nazi es muy duro, muy complejo y sutil, o el de la pasividad radical entre cierto tipo de sexo entre mujeres. El enfoque racial también lo tiene siempre presente, el pasado racista y esclavista de EEUU tiene efectos sobre las sexualidades actuales, y suele quedar fuera del movimiento LGBT mayoritario. También es muy interesante su uso del lenguaje, es capaz de usar un lenguaje muy coloquial y callejero, y luego pasar a un lenguaje elaborado y teórico. Para un traductor es un reto muy divertido. En todo caso, traducir siempre es una empresa destinada al fracaso, es algo imposible; quizá por eso me identifico con este libro. Fracasamos, pero con mucho arte (queer).

 

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