Por Eduardo Nabal
Sociólogo, traductor y especialista en teoría queer y psicoanálisis, el activista Javier Sáez es autor de importantes ensayos como Teoría queer y psicoanálisis o Por el culo. Políticas anales (este últmo junto a Sejo Carrascosa). Su bibliografía es tan extensa que nos llevaría líneas y líneas relatarla por completo. Pero también ha sido traductor de importes piezas editoriales de teoría queer como la recientemente publicada El arte queer del fracaso, de Jack Halberstam, en la que el activista trans norteamericano nos habla de las posibilidades creadoras de ser un fracaso como mujer y, en última instancia, como persona que no se ajusta a las normas cisheterocéntricas.
EDUARDO
NABAL.- Tú ya habías traducido Masculinidad
femenina de Halberstam (Ed. EGALES), un libro importante y referencial ¿Qué
lugar crees que ocupa este autor y su trayectoria en los actuales estudios
sociales, queer y de género y sexualidades?
JAVIER
SÁEZ.- Jack Halberstam es un referente en los estudios queer y trans*. Tiene
una gran habilidad para localizar los problemas actuales sobre las identidades
de género y sexuales, y ha aportado ideas muy innovadoras sobre la masculinidad
ejercida por las mujeres y sobre los hombres trans*. Además mantiene una
actitud política crítica, anticapitalista, e inconformista, y tiene en cuenta a
las minorías raciales en todos sus análisis. Por cierto, Halberstam acaba de
publicar un nuevo libro, Trans*,
donde aporta ideas muy innovadoras sobre los retos actuales de las comunidades
trans*. Precisamente lo acabé de traducir ayer, saldrá en un par de meses en
EGALES.
E.N.-
¿El arte queer del fracaso es una caja de herramientas para habitar espacios
negados muchas veces no solo por la comunidad LGTB más conservadora o
mayoritaria, sino también por el feminismo institucional? ¿Con el paso del
tiempo cómo ves el estado de todos estos debates?
J.S.-
El libro en efecto adopta un enfoque diferente a las políticas habituales LGBT
(derechos, leyes, normalización…). Explica con ejemplos de la cultura popular
(películas de dibujos animados, cómics, etc.) y del arte feminista, que
fracasar, en el sentido de no encajar en las normas sociales de éxito social o
de género, o en marcos heterocentrados, no es tan malo, sino que es un lugar de
creatividad, que nos permite vivir de otra manera, no heterocentrada o
cis-centrada, o sin sentirnos presionadas por la ideología yanqui del éxito a
toda costa y ser el ‘number one’. Los maricas fracasamos en ser hombres de
verdad, las bolleras fracasan a la hora de cumplir con la feminidad
tradicional… en realidad eso es positivo. ¿quién quiere ser algo tan horroroso
como ‘un hombre de verdad’?
E.N.-
Halberstam vuelve a emplear herramientas de la cultura popular para afianzar
algunas de sus tesis. Películas, series, dibujos animados, narrativa… No
obstante yo creo que nuevamente es posible seguir el calado de su discurso sin
haber visto todos sus ejemplos ¿Tú que piensas?
J.S.-
Sí en efecto, el libro es ameno y divertido porque ver el potencial queer de
Bob Esponja o de Dory el pez de Buscando
a Nemo o de las gallinas de Chicken
Run es muy original y a la vez es explicativo. No hace falta haber visto
esas películas, porque Jack explica las tramas en el libro. Al mismo tiempo lo
combina con reflexiones más serias sobre Cvetkovich, Freud, Foucault, Hall,
Gramsci, Wittig… el libro cambia de la alta teoría a la baja teoría todo el
tiempo, sin complejos académicos, eso lo hace interesante y original. También critica
cierto saber universitario que no sabe o no quiere conectar con las nuevas
realidades sociales y políticas.
E.N.-
¿Crees que Halberstam nos habla de perdedores o de habitantes de otros lugares
poco reconocidos hasta ahora, porque hoy día muchas de las cuestiones que
plantea ya van surgiendo a la palestra, como la raza, el S/M, el
transgenerismo, las ‘infancias queer’?
J.S.-
En efecto Halberstam tiene una rara habilidad de descubrir espacios políticos o
realidades incómodas, por ejemplo, su capítulo sobre los vínculos entre la
homosexualidad y el régimen nazi es muy duro, muy complejo y sutil, o el de la
pasividad radical entre cierto tipo de sexo entre mujeres. El enfoque racial
también lo tiene siempre presente, el pasado racista y esclavista de EEUU tiene
efectos sobre las sexualidades actuales, y suele quedar fuera del movimiento
LGBT mayoritario. También es muy interesante su uso del lenguaje, es capaz de
usar un lenguaje muy coloquial y callejero, y luego pasar a un lenguaje
elaborado y teórico. Para un traductor es un reto muy divertido. En todo caso,
traducir siempre es una empresa destinada al fracaso, es algo imposible; quizá
por eso me identifico con este libro. Fracasamos, pero con mucho arte (queer).
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