Mary
Shelley nació el 30 de agosto de 1797 del fruto de la unión de la pareja de
pensadores más radicales de la Ilustración inglesa. Su padre, William Godwin
era autor de novelas de tradición gótica como St. Leon y Caleb Williams y
escritor de ensayos como el titulado Political Justice, donde exponía una
visión utópica de la sociedad basada en principios revolucionarios; partidario
de la Ilustración y precursor del movimiento romanticista inglés, que proponía
en sus escritos el ateísmo, el anarquismo y la libertad personal. Su madre,
Mary Wollstonecraft Godwin, buscaba la igualdad entre hombres y mujeres en la
educación, el trabajo y la política. Con ese fin había escrito dos libros clave
en el posterior movimiento feminista: Thoughts on the Education of Daughters
(1787) y Vindicación de los derechos de la mujer (1792)
Mary
Wollstonecraft murió a los diez días de dar a luz a Mary a causa de fiebres
puerperales. Mary y su medio hermana Fanny, la hija que Mary Wollstonecraft
había tenido de una anterior relación en París, quedaron a cargo de William
Godwin. Pasado un año, su padre se volvió a casar, esta vez con una vecina suya
viuda y con dos hijos llamada Jane Clairmont. Mary y ella nunca se llevaron
bien y la relación entre ambas fue cada vez más difícil con lo que Mary mitigó
la soledad de su infancia consagrándose a idolatrar la figura de su madre muerta.
A
pesar de los principios radicales de su padres, Mary nunca estuvo escolarizada
y aprendió a leer y a escribir en su propia casa, mediante el método compuesto
por su madre llamado Ten Lessons e impartido por Louisa Jones. Desde niña su
prodigiosa imaginación fue estimulada por las ideas y las aspiraciones de
Godwin y de los intelectuales que frecuentaban su casa. Además de estos
estudios Mary tenía acceso a la magnífica biblioteca de su padre y a las
conversaciones que éste mantenía con visitantes ilustres como Wordsworth,
Coleridge, Lamb, etc. En una de aquellas veladas y cuando sólo contaba con ocho
años escuchó en boca del propio Samuel Taylor Coleridge recitar La balada del
viejo marinero. Aquel poema que nunca olvido contribuyó a estimular su
imaginación y a reforzar su inclinación por la ensoñación.
En
1812, de regreso de un viaje a Escocia, conoce a Percy Bysshe Shelley durante
una cena celebrada en casa de Godwin, a la que el poeta había acudido
acompañado de su esposa, Harriet Westbrook. Poco tiempo antes había escrito una
carta de presentación al padre de Mary en el que se reconocía como discípulo
del filósofo.
A la
edad de diecisiete años, en primavera, regresó de una estancia de dos años en
Escocia para descubrir al apuesto y joven poeta Percy Shelley como huésped en
su casa. Le pareció gentil y lleno de talento, y deseó desesperadamente llamar
su atención. Shelley frecuentaba a diario la casa de los Godwin y acompañaba a
Mary en sus paseos a la tumba de Mary Wollstonecraft, donde se declararon amor
mutuo. El padre de la escritora al conocer la noticia de sus amoríos se opone a
ellos.
En
el año 1824 huyen los dos de la casa paterna llevándose con ellos a Jane
(Claire) Clairmont, hermanastra de Mary. Viajaron por Francia, Suiza, Alemania
y Holanda, hasta que problemas económicos les obligaron a regresar a Inglaterra
al mes siguiente. Durante el viaje, con la presencia estimulante de Shelley,
Mary se afirmó en su decisión de emprender la carrera literaria. El diario que
escribió durante aquellos días sirvió de base para su History of A Six Weeks
Tour Through a part of France, Switzerland, Germany and Holland, with Letters
descriptive of a Sail round the Lake of Geneva, and of the Glacier of Chamouni.
Las descripciones del paisaje contenidas en el libro son la percepción de un
espectador de la naturaleza construida con las categorías estéticas de lo
sublime, lo bello y lo pintoresco.
Mary
está de vuelta en Londres en septiembre, y durante el invierno queda
embarazada; en ese tiempo Jane/Claire y Percy se hacen amantes. A cambio Percy
animó a su amigo Thomas Hogg a hacer el amor con Mary y a ésta a que aceptase
los cuidados de su amigo durante el embarazo, ya que él estaba ocupado en la
otra relación, cosa que desagradaba a Mary profundamente. La primera hija de
Shelley nació prematuramente y sólo consiguió sobrevivir hasta el mes
siguiente, hecho que afectó mucho a la madre, conduciéndola a una depresión
anímica. Jane, que adoptó el nombre más poético de Claire, se vio finalmente
obligada a dejar la relación amorosa con Percy y a emprender la búsqueda de un
nuevo poeta; lo encontró en el más famoso de aquellos días: Lord Byron, quien
en 1816 viaja a Suiza. Claire convence a la pareja para que la acompañen en su
viaje a Ginebra, donde se reunirían con Byron. En junio los Shelley se instalan
en una casa situada en las orillas del lago de Ginebra, cerca de la casa donde
viven Byron, su médico Polidory y sus criados. Los dos poetas se hacen amigos
inmediatamente.
Durante
la noche del 16 de junio de 1817 Mary cuenta, en su introducción a la novela,
que el origen Frankestein, fue una pesadilla que tuvo durante su estancia en la
villa junto al lago de Ginebra.
"En
el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en vecinos de Lord Byron.
(...) Pero resultó ser un verano húmedo y desagradable, la lluvia incesante nos
impedía con frecuencia salir de casa. Unos volúmenes de historias de fantasmas,
traducidos del alemán al francés, cayeron en nuestras manos. (...) No he vuelto
a leer aquellas historias desde entonces, pero permanecen frescas en mi mente,
como si las hubiese leído ayer.
"Cada
uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas", dijo Lord Byron, y
su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro. (...) Yo me urgí a mí misma a pensar
una historia, una historia que pudiese rivalizar con las que nos habían
arrastrado a aquella empresa. Una historia que hablase de los misteriosos
temores de la naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una
historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, que helase la
sangre y acelerase los latidos del corazón. Si no conseguía todas esas cosas mi
historia de fantasmas demostraría ser indigna de ese nombre. Pensé y
reflexioné, en vano. (...) ¿Has pensado ya una historia?, me preguntaban cada
mañana, y cada mañana me veía forzada a replicar con una mortificante negativa.
La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear desde el vació,
sino desde el caos (...). La invención consiste en la capacidad de atrapar las
posibilidades de un tema y en el poder de moldear y dar forma a las ideas que
sugiere.
Muchas
y largas fueron las conversaciones entre Lord Byron y Shelley, a las que yo
asistía como una devota pero, casi siempre, silenciosa oyente. Durante una de
esas conversaciones, se discutieron varias doctrinas filosóficas y, entre
ellas, las referidas a la naturaleza del principio de la vida, y también la
posibilidad de que dicho principio llegara a ser algún día descubierto y
divulgado. Hablaron de los experimentos del doctor Darwin (...).
Cuando
apoyé la cabeza sobre la almohada no pude dormir, tampoco podría asegurar que
estuviese pensando. Mi imaginación, sin yo requerirlo, me poseyó y me guió,
dotando a las imágenes que surgían en mi mente de una intensidad que estaba más
allá de las fronteras del sueño. Vi - con los ojos cerrados, pero a través de
una aguda visión mental -, vi al pálido estudiante de artes diabólicas
arrodillado al lado de aquella cosa que había conseguido juntar. Vi el horrendo
fantasma de un hombre yacente, y entonces, bajo el poder de una enorme fuerza,
aquello dio señales de vida y se agitó con un torpe, casi vital, movimiento.
Era espantoso (...).
La
idea había tomado posesión de mi mente de tal manera que el miedo recorría todo
mi cuerpo como un escalofrío y traté de cambiar las fantasmales imágenes de mi
fantasía por la realidad que me circundaba. (...) Al día siguiente anuncié que
había pensado una historia."
(Fragmentos
tomados del libro de Spark, Muriel (1997): Mary Shelley. Barcelona, Lumen)
Frankestein
se publicó en 1818, aunque en un principio anónimamente, constituyendo todo un
éxito, que se vio ampliado, cuanto que en 1823 ya se habían realizado seis
ediciones de la novela.
Mary
vivió una existencia trashumante con su marido, Francia, Suiza, Inglaterra,
Alemania, Holanda, Italia, quedando embarazada varias veces pero de cuantos
hijos tuvo, sólo uno sobrevivió, Percy-Florence. Todos estos decesos -su
nacimiento lo presidió el óbito materno-, y luego una temprana viudez, le
crearon el trauma de que era incapaz de retener la vida de las personas
queridas, de que ella misma era un símbolo de esterilidad y muerte, esto, unido
a que con anterioridad su librepensador padre actuó como el más conservador de
los hombres en cuanto su hija se fugó con un casado, le amargaron bastante la
existencia abismándola en reflexiones de índole metafísica que dejaron honda
huella en su literatura.
Con
diecinueve años soportó el suicidio de su media hermana Fanny. En 1819 murió de
paludismo su hijo William, a la edad de tres años, y en ese mismo año nació el
único hijo de sus hijos que sobrevivió: Percy Florence. Tres años más tarde, en
1922, murió su marido, ahogado en el Livorno, Italia, en medio de una tormenta.
Al año siguiente de la muerte del poeta, Mary regresó junto a su hijo a
Inglaterra. Viuda, sin dinero y con la responsabilidad de criar al único hijo
que le quedaba, se vio en la necesidad de luchar contra los castigos de la
sociedad victoriana, que no le perdonó su forma de ser ni su relación
"indecente" con Shelley. Su hijo Florence fue quien constituyó su
apoyo emocional durante el resto de su vida. Para mantener a su hijo escribió
artículos por encargo, entre los que se cuentan biografías y ensayos sobre
escritores de Italia, España, Francia y Portugal, como Petrarca, Boccaccio,
Maquiavelo, Cervantes, Lope de Vega, Calderón, Montaigne, Rabelais, Corneille,
Rochefoucauld, Molière, Pascal, Racine, Voltaire, Rousseau, Condorcet. A pesar
de las penurias económicas y la mala salud se dedicó, además, a editar las
obras de Percy Shelley.
Después
de Frankenstein escribió y publicó con desigual suerte otras dos novelas
góticas: Valperga (1823) y El último hombre (1826), historia que narra la
decadencia de la humanidad, situada a fines del siglo XXI. The Fortunes of
Pekin Warbeck (1830) y Falkner (1837) son novelas históricas. Mathilda (1819),
historia del amor incestuoso de un padre por su hija, no apareció hasta
1959.También escribió dos relatos cortos, uno de fantasía, Transformación, y el
otro El mortal inmortal, en el que habla de los inconvenientes de una vida
humana eterna, y que luego ha dado origen a muchas secuelas. Se adentró en la
novela histórica con The fortunes of Perkin Warbeck y Falkner.
Mary
Shelley no se volvió a casar nunca más, ni se le conocen amoríos pese a que no
faltaron ilustres aspirantes a su mano entre los que destaca el famoso
novelista Washington Irving; vivió consagrada a su trabajo, y a su escasa
familia falleciendo en 1851.Esta
enterrada en el cementerio de San Pedro, en Bournemouth, entre los restos de su
padre y de su madre.
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