Genet entre marineros, mendigos y locas de Cádiz
Dentro de
muy pocas semanas se cumplirán los setenta años de la publicación de Querelle de Brest, obra digna de un
poeta, novelista y dramaturgo tan fuera de lo común como Jean Genet, quien con
sus postulados radicales, tanto en lo artístico como en lo político,
escandalizó y encadiló por igual a la provinciana sociedad francesa de su
tiempo.
Querelle de Brest se publicó por primera vez con una
tirada limitada y acompañado por una serie de 29 ilustraciones del siempre
polifacético Jean Cocteau (una de las cuales acompaña a este artículo). Tanto
el libro como las ilustraciones se editaron de forma anónima, por temor a las
reacciones que previsiblemente podrían suscitar entre sus lectores. En todo
caso, la obra no volvería a publicarse hasta el año 1953, tras pasar por una
severa censura de la que ya no se libraría hasta varias décadas después. En
1956, Genet fue llevado a juicio por aquella primera edición de Querelle de casi diez años antes,
acusado de inmoralidad, amenazándosele con el regreso al presidio y una sanción
económica. Sin embargo, en 1982 la versión cinematográfica de la novela de
Genet que acomete el cineasta Rainer Werner Fassbinder elevarán a Querelle y a
los personajes que se le relacionan a la categoría de íconos de la cultura gay.
La obra de
Genet es en gran medida la de la exaltación del antihéroe, de los moradores de
los bajos fondos, los prostíbulos masculinos, los mendicantes, de aquella ‘mala
sociedad’ que captaba todo el oprobio de la bien educada sociedad burguesa
contra la que siempre se alzó el autor, haciendo de lo grotesco y los
personajes grotescos una traducción incomparablemente lírica.
Genet
habitó en los ambientes nocturnos de Amberes, Barcelona y, también, Cádiz, años
antes de la publicación de Querelle,
por lo que es posible que esta novela icónica (y nunca mejor dicho) esté
impregnada de sus experiencias como mendigo, chapero y maleante de poca monta
en estas ciudades portuarias. Su presencia en Cádiz es la menos documentada,
solo referida por él en su obra autobiográfica Diario de un ladrón. Sin embargo, el escritor Juan Goytisolo
rememora sus conversaciones con Genet en el 60 aniversario de Diario de un ladrón y expone que “la
admiración de Genet por las locas españolas que frecuentó en Barcelona y en
Cádiz apareció más de una vez en nuestras conversaciones. Eran las más audaces
y provocadoras de Europa, decía, como reacción natural al rechazo que
suscitaban. Asumían el oprobio de la opinión común con un ritual de disfraces,
gestos y voces agudas que, a partir de la histeria, alcanzaba la sublimidad”.
Toda la
obra de Genet (Las criadas, Los negros,
El condenado a muerte…) expresa su profunda simpatía hacia los desheredados
y los marginados de la sociedad, expuestos constantemente a la fuerzas
omnipresentes del sexo, el delito y la muerte. En consecuencia, aborda
rituales, crueldad y la convicción del autor acerca de lo absurdo de los
conceptos morales. Y aunque su trabajo fue inicialmente tachado de pura
pornografía, acabaría por ser reconocido como el de un existencialista
preocupado por los problemas de la identidad y de la alienación.
A mí se me
antoja que algo de Genet y de los personajes de Querelle de Brest sigue deambulando por las tabernas del portuario
barrio de El Pópulo, en Cádiz, por la obra de autores gaditanos posteriores que
se criaron en ese mismo barrio, como Eloy Gómez Rube y su pieza tragicocómica Vidas Estándar… En el recuerdo de parte
de lo que fuimos antes de la llegada de este Erotic Welfare en el que vivimos ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario