Ángel Gasch. |
Decir de nuevo "alguien tendrá que hacer la prevención"
Por Ángel Gasch Gallén*
El problema
ya está en marcha a escala global. Desde la industria farmacéutica y los
gobiernos se están priorizando actuaciones preventivas perversas en cuanto a la
medicalización de grupos de población vulnerable, como por ejemplo los hombres
que tienen sexo con hombres, personas transgénero...
Estas
instituciones siguen pensando en la vulnerabilidad desde un enfoque
epidemiológico tradicional y no epidemiológico-social, a nivel individual y
grupal, lo que conduce a trabajar otra vez, aunque no sea con esas palabras,
con grupos de riesgo. Esa vulnerabilidad, que incluye factores estructurales
(homofobia, pobreza, estigma, discriminación, inequidad, migración…), se
convierte, desde estos enfoques, en identificación de grupos de riesgo a los
que hay que agrupar y medicar, como en el caso de la profilaxis pre-exposición.
En EEUU y
Canadá están accesibles estos medicamentos (para aquellas personas que pueden
pagarlos) y la tendencia que se observa es a medicalizar a las poblaciones,
como, por ejemplo, a los hombres que tienen sexo con hombres. Pero el problema
aquí, en caso de que realmente se pueda ofrecer una accesibilidad desde los
sistemas de salud a nivel económico y social, es quién decide y cómo a quién
ofrecer estos tratamientos, en qué circunstancias, cómo se garantiza la
adherencia y sostenibilidad, entre otros. Por no mencionar dónde quedan la
prevención primaria y la promoción de salud.
Está visto
que los gobiernos y las farmacéuticas dominan estos espacios, donde el
empoderamiento de la sociedad y la lucha contra los factores estructurales que
crean las desigualdades y favorecen la vulnerabilidad no son sus objetivos. Así
que, sí, tendremos que decir de nuevo que alguien tendrá que hacer la
prevención.
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