lunes, 30 de noviembre de 2015

EL LESBIANISMO EN EL CINE ACTUAL

SOL NEGRO Y FLORES RARAS

 

Por Eduardo Nabal y Juan Argelina

 

Los días que no pueden traerte cerca o no quieren, la distancia intentando aparecer como algo más que obstinada, discuten, discuten, discuten conmigo, interminablemente, sin lograr demostrar que eres menos deseada ni menos querida.”

Elizabeth Bishop

Estos versos románticos de la laureada poetisa Elizabeth Bishop nos sirven para reflexionar sobre el “no lugar” que siguen ocupando las lesbianas en el cine de masas. Si dentro del cine gay, no en España donde ha sido barrido casi todo por los recortes en cultura o mal llega a algunas salas capitalinas pero llega al fin y al cabo, se puede hablar de autores distintos o estilos coincidentes, en el caso del cine de amor entre mujeres es difícil
encontrar algo cercano, visible, luego que sea bueno, y más difícil que sea accesible al gran público… Solo ejemplos aislados como La vida de Adele, Ginger y Rosa, Cloe o la más reciente Carol de Todd Haynes rompen ese canon de segunda fila. Se acaba de estrenar en vídeo- para la mayoría del público- una película sobre la apasionada y dolorosa historia de amor entre la poetisa estadounidense Elizabeth Bishop y la socialista brasileña Lota de Macedo Soares. Dos mujeres que se encontraron en el mediodía de sus vidas, en un país convulso y se cambiaron la una a la otra, influyéndose, imitándose y finalmente distanciándose para siempre de forma dramática. Los últimos años de su relación ésta marcada por el deterioro mental de la frágil y tímida Bishop, con sus continuas recaídas en la depresión, la melancolía, el aislamiento, la falta de trabajo continuado y el alcoholismo. La película cuenta el viaje de la escritora, huérfana, a un Brasil sacudido por los violentos cambios políticos, aunque se escamotean las imágenes de agitación y pobreza a favor de la elegía visual de un encuentro.

Allí conoce a una mujer fuerte y valiente, una luchadora nata que no oculta su lesbianismo y además forma parte de una familia importante desde un punto de vista tanto económico como sociopolítico en el Brasil de los años cincuenta. Con ella vive su relación mas intensa pero sus recaídas hacen que esta historia de amor intercultural no tuviera un final feliz, a pesar de sus quince años de convivencia juntas. El título del filme puede adquirir aquí y ahora un sentido doble ya que encontrar en las pantallas grandes una historia de amor entre dos mujeres no es nada común, menos en las carteleras españolas. Desde que Balletbó Coll dejó el cine por la enseñanza apenas hemos podido ver unas pocas películas dignas sobre el amor entre mujeres como La vida de Adele, Nenúfares, de Celine Sciamma , Bande des filles o The moth diaries. Hay otras pero han pasado directamente a formato DVD o festivales. Si las películas llamadas “de temática gay” son bastante variadas aunque lleguen tarde y mal (como está ocurriendo con los últimos y sensacionales trabajos de Dolan, Honoré o Bruce la Bruce) las películas dignas (no simples comedietas de amigas universitarias que van un poco más allá de lo establecido) sobre el amor y la amistad entre dos mujeres siguen siendo flores raras en nuestros cines, embrutecidos por sagas en 3-D y cine de consumo.

Entre las excepciones notables de esta temporada esta Violette, del francés Martin Provost, sobre el amor no correspondido de la intrépida escritora francesa Violette Leduc hacia la filósofa Simone de Beauvoir y ahora llega la brasileña Flores raras, otra historia pasional entre dos mujeres de carácter y procedencias bien distintas. Los dispositivos de “lo normal” siguen funcionando en sinopsis pacatas o directamente mentirosas. Las excepciones suelen ir respaldadas por premios internacionales como La vida de Adèle, con su flamante Palma de Oro o por nombres de prestigio entre sus personajes principales como es el caso Violette – que rescata un nombre único en las letras femeninas francesas- o también de Flores raras, el último filme de Bruno Barreto, uno de los pocos realizadores brasileños con proyección internacional. Barreto, sin prejuicios, confecciona un filme poco innovador pero elegante, sensible y correcto, con una portentosa interpretación de todas las actrices, empezando por Miranda Otto (descubierta en el poético drama familiar australiano El refugio de mi padre).

Bishop, como casi todas las mujeres poetas que escribieron sobre la feminidad, se adelantó a la sociedad de su tiempo y no siempre fue bien comprendida, a pesar de sus éxitos. A la clara influencia de Marianne Moore se sumó la dificultad de vivir y expresar el amor entre mujeres ante críticos y académicos varoniles y de la vieja escuela. Sobre su vida y su obra escribieron el irlandés Colm Tóibín y su compatriota Adrienne Rich, quien en Sobre mentiras, secretos y silencios nos dice: “Hemos tenido demasiadas mujeres suicidas, demasiadas poetas suicidas, demasiadas autodestrucciones como la única forma de violencia que se les permite a las mujeres”. En un país como el nuestro u otros de Europa donde las lesbianas sufren una doble marginación y una particular invisibilización cultural (desde Sor Juana Inés de la Cruz a Gloria Fuertes, sin olvidar a la anarquista Sánchez Saornil y los últimos ejemplos de poesía queer más allá de los binarismos de sexo/género como la de Chus Gutiérrez) es difícil que una película como Flores raras llegue al gran público, a pesar de su cuidada ambientación, construcción dramática efectiva y a una narrativa que sin dejar de lado la inteligencia resulta bastante accesible.

No resulta fácil transmitir el lenguaje poético en el cine sin malograr su abstracta y codificada lectura, más aún si la vida y el texto se funden en un juego trágico de búsquedas y desencuentros. El lenguaje poético surge de las ruinas de la prosa. Cada palabra, por sí misma, se convierte en un instrumento de derrota, ya que, fracasada la comunicación de la prosa, el sentido mismo de la palabra se convierte en lo incomunicable puro. Si se quiere hablar de algún modo del compromiso del poeta, digamos que es quien se compromete a perder. Flores raras trata de expresar esa insatisfacción constante, esa fuerza interior incapaz de mostrarse a los demás en primera persona, en una constante timidez y recato, como si expresando esas palabras en público, se desnudara su verdad oculta: la poesía es un arma, o más bien el escudo perfecto contra las reglas, contra la moral, contra el prejuicio. Es un ejercicio de autoafirmación con el que el poeta se juega la vida. Y las mujeres que se han atrevido a lo largo del tiempo a realizarlo han pagado el precio: “Aspiré profundamente y escuché el antiguo desafío de mi corazón: soy, soy, soy” (Sylvia Plath, La Campana de Cristal).

“Nuestra miseria nos impulsa a gritar y aullar, a quejarnos a quienes nos vuelven la espalda, y dan respuestas burlonas a nuestras desgracias sin compasión alguna” (Robert Burton, Anatomía de la Melancolía). Ahora ese grito, ese aullido toma forma de poesía. Elizabeth Bishop lo lanza en su exilio interior. Más allá de la historia de amor, está la mujer buscando en su mundo interior, capaz de percibir la realidad y adentrarse en la melancolía a pesar de la magia de algunos instantes felices. El poeta es un ser en perpetuo destierro. El Brasil de Bishop representó el exilio de su desgracia, pero esta persistió a pesar del amor encontrado, ya que el pasado es una carga difícil de curar, sobre todo para alguien, como dice la propia Elizabeth “comprometida con el pesimismo”. Su sinceridad hiere: “Mientras más conoces un lugar, menos lo entiendes”, les lanza a sus poderosos amigos brasileños, acusándolos de pasividad frente al golpe militar. Ella vive en un no-lugar, imposible de ubicar. Por lo que tanto Brasil, como su amor, acaban en un paréntesis de su búsqueda íntima de ser.

A pesar de precedentes notorios como la impetuosa Las horas, la inolvidable película de Stephen Daldry o, sobre todo, la valiente y sexualmente explícita La vida de Adèle, el cine lésbico sigue estando tan maltratado como el cine que refleja a otros grupos o realidades, como es el caso del cine sobre las llamadas minorías raciales en el Estado Español o las vidas diferentes de las personas con diversidad funcional y sus vivencias. Sus grandes comedias o sus dramas históricos (como esta Flores raras) siguen siendo excepciones a la regla heterosexista o capacitista de “Chico busca chica” (a ser posible guapos ambos) o el amor heterocentrado que de puro repetirse se hace invisible. Así nadie metería en el mismo saco una comedia romántica de Woody Allen o un thriller psicológico o paródico de Tarantino o Sodenbergh. Pero películas como Flores raras siguen perteneciendo a una extraña categoría llamada “cine de lesbianas” que niega las singularidades creativas que hay delante y detrás de la cámara.

En unos tiempos en el que las lesbianas hacen y reclaman cine porno de y para ellas es difícil que muchas mujeres no abandonen las salas si las historias siguen siendo, en su mayoría, fálicas o, sobre todo, pacatas, soeces o heterocentradas. Los gays tenemos ya nuestros nombres variados en una historia de un cine maltratado hasta hace bien poco. Las lesbianas que van al cine se siguen encontrando con ese espejo tapado del que hablaba Rich o con ese Sol Negro de las poesías atormentadas de Bishop, poetisa, aventurera y viajera del cuerpo, un nuevo cuerpo y la mente. Una nueva mente por llegar.




martes, 24 de noviembre de 2015

DÍA DEL ORGULLO TRANS

"En Andalucía ya no entramos por la puerta de la psicología, sino por donde todo el mundo"

 

 La portavoz de lxs transexuales andalucxs, Mar Cambrollé, iza la bandera trans en el Ayuntamiento de Cádiz acompañada del alcalde, José María González 'Kichi' 

 

cuerposperifericosenred

“Lxs transexuales andaluces no entramos ya en el sistema sanitario por la puerta de la psicología, sino por la misma puerta que cualquier ciudadano. No se te segrega en ninguna unidad ni eres objeto de valoración psicológica alguna”. Con estas palabras y este ánimo acudió la presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, Mar Cambrollé, al acto de izada de bandera que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Cádiz el pasado viernes 20 de noviembre, con motivo del Día del Orgullo Trans.



De “histórica” calificó la recepción de Cambrollé y otros miembros del colectivo lgtbq  andaluz en el Consistorio gaditano quien ostenta la responsabilidad en materia de igualdad de género, la concejala de Por Cádiz Sí se Puede, Ana Camelo.



El acto fue respaldado también por el alcalde la ciudad, José María González, quien extendió una enorme bandera trans sobre la mesa de su despacho y posó afable para los fotógrafos, aunque no hizo ninguna declaración. El acceso al balcón principal de la Casa Consistorial era un hervidero de periodistas convocados a diversas ruedas de prensa. En gran medida sorprendidos por aquellas inusuales presencias. Aunque en cualquier caso sin cortarse a la hora de hacer comentarios jocosos de “maricones”. Pero nada de ello perturbó el ánimo impetuoso de la portavoz, quien revindicó una voz propia para lxs transexuales, específica y distinta del colectivo llamado genéricamente “gay”.



“Andalucía está marcando la agenda en toda España. Porque para equiparar los derechos de todas las personas transexuales hace falta un marco jurídico como el que existe aquí. La ley andaluza se sitúa a la cabeza de Europa por dos motivos: porque despatologiza la transexualidad y porque reconoce como un derecho humano la libre autodeterminación de género”.



Cambrollé sabe de la importancia de un simple acto de visibilidad social, como fue la izada de la bandera trans en el Ayuntamiento: “Desde enero de 2008 a diciembre de 2014 ha habido 1.731 mujeres transexuales asesinadas en el mundo. Podríamos decir que cada dos días se asesina a una”.



Niñxs transexuales



La activista trans aseguró que en ningún colegio de España, fuera de las fronteras andaluzas, los niñxs pueden elegir su identidad sin que tengan que acreditarlo con un informe médico. “Aquí, sin embargo, solo en el caso de los menores, los padres, como tutores, son los que se tienen que dirigir al director para decir que mi niñx se llama María y ese es el nombre que tiene que aparecer en todos los listados de exposición pública y en los boletines de nota. También podrá hacer uso de la vestimenta que considere como propia y de los vestuarios del género que entienda como propios”, expuso Cambrollé. “Es algo que en Andalucía se cumple al cien por cien”,  apostilló. Sin embargo, ya ha habido algunas familias y otros transexuales locales que han denunciado la imposibilidad de incorporar esa reasignación de género en el DNI hasta determinada edad, lo que crea graves conflictos a muchxs adolescentes trans.



La bandera trans por ideada por Mónica Helms.
“En el ámbito sanitario, un niño menor de seis años no necesita ningún tipo de atención médica. Muchas veces son los padres los que necesitan más atención que los niños para recibir información sobre esa realidad natural que les ha tocado porque forma parte de la diversidad, como si hubieran tenido un niño negro, rubio, con los ojos claros o con los ojos oscuros. Los padres tienen que entender que la transexualidad forma parte de la diversidad de la condición humana”, continuó con profusión. “Sin embargo, para la etapa de la pubertad, como se hace en muchos países europeos y también en Andalucía, existen unos inhibidores hormonales, que no son tratamientos hormonales –aclaremos esto- y que solamente se usan para frenar el desarrollo de los caracteres secundarios: en el caso del niño, para que no le salga ni mamas ni menstruación, y en el caso de las niñas, para que no nos salga vello facial, o no nos salga la voz grave o un sistema óseo más duro. En ese sentido es muy importante un estudio hecho en Filadelfia sobre menores transexuales que revela que el 80 por ciento intenta suicidarse y el cuarenta lo logra”, se extendió.



Miembros del colectivo lgtbq andaluz.
Cambrollé defendió a capa y espada las bondades de estos inhibidores: “evitan que a posteriori se requieran invasiones agresivas al cuerpo, porque donde no existen mamas, no hay que quitarlas, donde no existe unas  facciones demasiado duras, no hay que someterse a una cirugía maxilofacial. La sociedad tiene herramientas para que estos niños sean felices”, concluyó la transexual sevillana.



Mientras tanto, el Pleno del Ayuntamiento, con la abstención de los grupos municipales del Partido Popular y Ciudadanaos, ha aprobado una propuesta para impulsar un Plan Integral contra la LGTBIfobia en la ciudad, que habrá de establecer medidas de carácter transversal contra esta lacra y para la que el gobierno municipal ya ha iniciado los contactos con todos los grupos sociales y personas que actúan en este ámbito.