domingo, 8 de mayo de 2016

MIGRACIONES QUEER

Llega La frontera (Borderlans) al castellano: una traducción tan necesaria como polémica

 

Por Eduardo Nabal

 

 

Autora: Gloria Anzaldúa
Edición en castellano: Editorial Ulises
traducción: Carmen Valle



Llega la traducción del maravilloso libro de Gloria Anzaldúa La frontera: The new mestiza, una obra mítica y uno de los libros fundacionales de la teoría queer transfronteriza, de la visibilidad de las mexicanas que emigran a EEUU en los setenta y ochenta, de las lesbianas pobres, de color, cruzadas por muchas identidades que van a reclamar su espacio. Una de esas identidades cruzadas, violentadas, reinventadas es el spanglish en el que está escrito parte del libro original The new Mestiza. La traducción de Carmen Valle es cuidadosa, respetuosa y brillante (necesaria para los no conocedores de la lengua inglesa, que se han perdido muchas cosas) pero inevitablemente ese mestizaje lingüístico, como reconoce la propia traductora, no tiene la misma fuerza, algo se desvanece. Anzaldúa se ve rechazada o ninguneada como mujer entre los grupos de hombres negros o mexicanaos, como mexicana entre los anglos, como lesbiana entre las mujeres de su cultura, de estas exclusiones nacen nuevas identidades, tránsitos, aperturas, espacios de posibilidad, de creación de los que surge La Frontera/Borderlands un libro inmenso que incluye reflexiones políticas, autobiografía, apuntes sociales, cicatrices y poesía o prosa poética. La frontera, un libro inmenso y admirado casi desde su aparición, ha servido de inspiración a toda una generación de escritoras que creen que el lenguaje no es inocente, que la mirada colonial puede ser cuestionada, y que las identidades no se superponen sino que se cruzan como las fronteras en nuestros cuerpos y nuestras vivencias hacia nuevos continentes y espacios por re-crear.
Hoy día cuando Obama concede derechos mínimos solo a algunos mexicanos y Donald Trump, desde su circo de ultraderechas, amenaza con cerrar del todo las fronteras con México la actualidad, nunca perdida, del diario de combate y recuerdos escrito ya hace décadas por Anzaldúa cobra una sangrante actualidad, ya que no ha perdido ni su rabia ni su hermosura. Un libro en el que ya se abordan de forma espontánea y con bizarra poesía temas como el mestizaje, la despsiquiatrización del tránsito de un sexo a otro, el cuestionamiento de la neutralidad de la policía y los vigilantes, la violencia homofóbica y lesbofóbica, el racismo sutil que permanece en los trabajos, en las pandillas y en las academias etc.
Poesía y compromiso no se estorban en un libro tan lleno de verdades incómodas, escrito con tanto dolor, ironía, autenticidad, admirado por gente como Angela Davis y solo comparable a los textos de otras autoras de su generación como Audre Lorde, Cherrie Moraga, Bell Hooks, Alice Walker… que vivieron la raza y la cultura como algo que llevaban en su equipaje vital y que, junto a su corporalidad y sexualidad, supuso un estigma pero también una chispa de creatividad revolucionaria y reveladora.
  






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