MATernidad SUBdrogada
Por Francisco Brives
Me proponen que escriba sobre el
debate de maternidad subrogada y asi a voz de pronto me da pereza. Me da pereza
por diversas razones, la primera de todas es la maternidad. A lo largo de 47
años he tenido diversos contactos y experiencias con la cuestión de la
maternidad, y siempre he salido tarifando. Hace 20 años dije en la televisión
publica: “los niños son un coñazo”, y casi salgo del plató con las esposas y
una paliza de las señoras bienpensantes y maternales de este país catolicista; en
honor a la verdad, utilicé el termino becerros para dirigirme a los crios.
En otra ocasión una amiga lesbiana me propuso tener un vástago a medias
y concluí que no existía en mí un ápice de instinto paternal. Nunca he deseado
ni un hijo, ni cuidar de los de los otros, y me molesta profundamente esas
voces de bobón que pone la gente para hablarle a un niño, tenga la edad que
tenga.
Tengo aquí que defender a las
escasas voces de mujeres que han decidido no tener hijos y que su existencia no
se fundamenta en la gestación ni en el anhelo de maternidad. Hay vida más alla
de ser madre, afortunadamente. Estas mujeres tambien sufren estigma, como bien
denuncio Maribel Verdú recientemente.
La segunda de las razones de la
pereza es que en sí, y defendiendo como siempre he defendido la libertad de las
personas para hacer con su cuerpo lo que les dé la gana, no entiendo por qué
entramos en un debate sobre lo que una mujer puede hacer o no con sus
potencialidades.
Nadie ha sometido a debate si lo que
expulsa un hombre es lícito o no lícito para ser comercializable, de hecho, si
los hombres parieran estoy convencido de que montarian una cadena de
superproducción de niños con programación de obsolescencia para tener que
volver a vender vástagos cuanto antes.
Este relato subdrogado de la
reproducción ha infectado al movimiento feminista, y espero, por prudencia no
lo haga con el activismo gay y lésbico. Yo como hombre (no cis -vo) puedo
vender mi semen sin levantar una polvareda acusatoria cargada de la moralina
sobre tráfico de niños, explotación de mi verga, esclavismo por precariedad
económica; sin impulsar por la decisión libre de mi capacidad, cambios
legislativos para la encarcelación de mi cuerpo.
Que yo recuerde, cuando los llamados
donantes de semen aparecieron en escena, a nadie se le planteó un dilema moral,
ético sobre su venta de semen, ni decidieron o amenazaron con promulgar leyes
que alertaran sobre la consecuencia de esa “producción”, como mucho se reguló
en aquello que concernia a los derechos de los niños, con mil subterfugios que
protegen al donante en vez de condenarle.
Hoy en día, si yo, hombre (No-
cisbobo), dono semen y me saco unos cuartos, a nadie le importa, ni es portada
de periódicos, ni escriben libros sobre ello, ni hay debates televisivos, ni
manifestaciones que atenten contra mi capacidad de decisión. Adulta, libre,
consciente.
La pregunta pertinente sería:
¿Por qué cada vez que una mujer toma
una decisión sobre su cuerpo, tenemos que postularnos y debatir sobre la misma? ¿Por qué la sociedad insiste en asimilar al
conjunto de las mujeres como si tuvieran una minoria de edad? ¿Es acaso la condición de mujer un hecho
politico derivado de su cuerpo? ¿Por qué el estado y la sociedad trata como
incapazes a las cuerpas gestantes de poder actuar libremente, sin la necesidad
paternalista de la sobreprotección o condena social del conjunto de los medios y organos de
control del estado?. Es más, ¿por qué en
esa condena se suman además las voces y la complicidad de gran parte de las
propias mujeres?
¿No es ya muy cansino el hecho de
reincidir y de meterse en las capacidades ajenas? ¿No pueden de verdad las
mujeres del siglo XXI asumir como adultxs sus propias decisiones?
Me apena el debate, me produce
tristeza, pero, sobre todo, me molesta que se erijan voces que dicen hablar por
todxs y que se esconden tras las caretas de bebes victimizados, defendiendo una
voz hipócrita que esconde otros intereses.
Los debates encarnizados en las
redes dejan claro que el efecto infeccioso ha cuajado, la estrategia divisoria
dentro de los feminismos blancos / fluidos/ radicales, sólo benefician a otras
estrategias condenatorias de las decisiones de mujeres libres. Poca reflexión
existe con respecto al paralelismo sobre prostitución y trata, la misma
polémica bienpensante sobre las subdrogadas y las empresas de mercantilización
de las gestantes. TRATA ES TRATA.
Las maricas y las bolleras llevamos
años teniendo hijos sin pedir permiso, ni consentimiento, ni economizando
nuestro deseo, y esa práctica es continua, como hacen ahora lxs cuerpas trans-
gestantes. !Divina libertad, que va por delante de las mentes
moralizadoras/economicistas!!.
En esta reflexión, no voy a entrar
en las legislaciones de unos u otros paises avanzadisisimos, o de sus variantes
prohibicionistas; de hecho, cualquier órgano de legislación sobre el cuerpo es,
en sí, un efecto represor. Y cuando los partidos políticos estan ya gestando el
debate y su programa…..señoras, agárrense!!! Llegan los machos.
Yo no soy feminista,
Si yo fuera feminista:
Si yo fuera feminista, no permitiria
el juicio sobre mi cuerpo, ni el debate sobre el mismo.
No dejaría que otrxs reflexionaran
sobre mis deseos o acciones y mucho menos que fuesen sometidas a juicios. ( de
hecho este artículo no se escribiría).
No dejaría que me incluyeran dentro
de una moral o una ética que no salga de mis propias reflexiones.
No querría formar parte de estadísticas
ni estudios de laboratorios social, antropológico ni político.
No dejaría que otros tomasen carta
en asuntos que no les concierne, ni conspiraría contra el deseo o la acción de
otrxs cuerpos.
No impulsaría leyes ni concedería
plática a las decisiones que una persona ha suscrito sobre su cuerpo.
No incluiría en mi ideario
cuestiones ajenas a mi libertad como persona, que sólo a mi conciernen, ni
permitiría que otros dudaran o se apropiaran de mis libertades.
Libertad es libertad. Si esta
produce o no dividendos o pérdidas, no creo que sea asunto de nadie. Sobre todo
si es mi cuerpo el que yo decido utilizar por mi cuenta y riesgo. Nadie debería
decirle a nadie que debe/puede hacer con su cuerpo y lo que produce. Yo
defendería en todo caso que a las mujeres se les dejase hacer como han hecho siempre
los hombres. Si yo donó/vendo semen nadie me monta este pollo ni se debate, ni
se condena, ni se moraliza, mucho menos los tíos se me ponen en contra ¿Por que
se hace esto con una mujer?
Se publica un articulo sobre el
éxito de laboratorios con vientres extrauterinos en bolsas de plastico
esterilizadas que han logrado la supervivencia de fetos de corderos. Cordero de
dios!!
Por lo que me gustaría preguntar: Si
en diez años o unos pocos más, los "vientres extrauterinos" son una
realidad. ¿Creeis que seguiría habiendo debate sobre la cuestión de esta maternidad
subdrogada?
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