La
realizadora tunecina Raja Amari ha realizado dos grandes películas junto con la
actriz hebrea más importante o al menos significada y comprometida con el
conflicto de Oriente Medio del cine
contemporáneo: Hiam Abbass (“Los limoneros”, “La novia siria” “Free Zone”).
“Rojo oriental”, un musical costumbrista y agridulce, y “Foreing body” un drama
social y un triángulo amoroso sobre la inmigración, la feminidad y el
desarraigo.
Bailar
en Túnez. Olvidar al difunto Adaptarse a los tiempos y sobrellevar la
tradición. Una película sobre mujeres
hecha por una mujer. “Satín rouge”, el
primer largo de Raja Amari, parte de un
argumento algo tímido y simplista pero sabe mantener el ritmo (a pesar
de algún exceso de sesión de danza del vientre)
y está narrada a base de largas
panorámicas, en pequeños episodios
unidos por inesperados fundidos en negro. Comprender a una nueva generación.
Bailar frente al espejo versus bailar frente al público, contra el público, con
el público. Espacio privado versus espacio público, espacio doméstico frente a
espacio sensual, libre y sexualizado. En
su último filme, “Foreing body” se adentra en los conflictos sociopolíticos de
la zona, en las sombras imprecisas y sofocadas del yihadismo, en la opresión de
la mujer, en las dificultades de las inmigrantes tunecinas para sobrevivir en
países como Francia y de nuevo en la soledad de una mujer viuda que esta vez
entabla una cada vez más estrecha relación con una joven en situación ilegal.
Personajes que nunca son lo que parecen, prejuicios que se dan la vuelta.
Hiam
Abbass en “Rojo Oriental” se enfrenta al papel de una viuda tunecina de costumbres tradicionales que mantiene una
relación clásica y algo distante con su
única hija. Pero el amor por el baile, la ropa y la necesidad de salir de su
soledad la llevan a las puertas de un Cabaret cercano donde descubre uno de sus
talentos ocultos: la danza del vientre. La pasión por el mismo hombre, que
podría haber sido el detonante de una tragedia en toda regla, va a ser el
detonante de la fusión entre los mundos encontrados de mujeres que han
interiorizado los valores patriarcales y de sus hijas que ya no viven de la
misma forma o con idéntica resignación esos condicionantes culturales. Este
mismo esquema se vuelve más grave en “Foreing Body” donde la mujer mayor acoge
en su casa a una joven sin papeles que busca trabajo y obtener la
nacionalidad francesa a la vez que
desprenderse del pasado marcado por su hermano y por un hombre joven que viene
del pasado que va a entrar de forma brusca en la vida de ambas mujeres.
La
soledad de la protagonista se reproduce en distintos escenarios y bajo
diferentes parámetros, adoptando formas más suaves, insidiosas, aparentes y
ligeras según se encuentre en la soledad de su hogar de viuda, en compañía de
gente que parece juzgarla o en contacto con un mundo que teme y le fascina casi
a partes iguales, descubriéndose a sí misma en la transición lenta pero
implacable de unos escenarios a otros al tiempo que su posición en el mundo se
vuelve más vital(ista) y abierta.
En
“Rojo Oriental” con pocos planos la directora
nos describe la situación de la mujer frente a la resignación y la viudedad para pasar pronto al espacio del
Cabaret, el mercado y los pisos donde la protagonista trata de mantener una
doble vida entre la libertad y el rol impuesto de viuda sufriente y madre
entregada. En la más reciente “Foreing Body”, premiada en el festival de
Seattle, el tono es más seco, duro, furtivo, tenso, el ritmo más crispado y la protagonista parece esconderse y a la vez
trata de reafirmar su nuevo rostro y su nueva situación en un mundo que no la
acoge exento de recelo y prejuicios. Su
relación con esa mujer madura que trata de olvidar a su marido va más allá de
la amistad aunque acaba formando un triángulo amoroso con ese joven tunecino
encarnado por Salim Kechioche, que formó parte del mismo grupo islámico al que
perteneció su hermano. La joven desgarrada entre su situación ilegal y su búsqueda de una personalidad propia se
presenta como la protagonista de “Rojo oriental” como una mujer escindida y a
la vez valiente, enfrentada a prejuicios de varias culturas y sociedades,
aunque si allí el tono era casi de “comedia musical” aquí nos acercamos más al
drama familiar, al intimismo desgarrado y casi al thriller psicológico.
El
significado de la ropa, la música, las
diferentes músicas la feminidad, las feminidades distintas, la objetualización de la mujer y la
necesidad de guardar las apariencias en pequeñas comunidades vecinales son algunos
de los temas que aborda este musical que oscila entre la comedia de costumbres,
el musical y el drama familiar.
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