EL ESCRITOR CUBANO SEVERO SARDUY MUERE
EN SU EXILIO PARISIENSE
Por Javier Valenzuela (El País)
Sarduy,
autor de una obra barroca en la que abundan metáforas e imágenes de gran
atrevimiento, estaba instalado desde hacía muchos años en Francia, país en el
que decía haber "enraizado". Francia le había dado en 1972 el premio
Médicis por Cobra. "El lenguaje, la voluntad de darle sentido a las cosas
a través de las palabras, es lo que nos hace humanos", decía Sarduy.
"Los dos polos de la literatura", añadía, "son el deseo y la
muerte". Y precisaba: "Cuando escribo, camino, salto, bailo. Un
escritor moderno escribe más con su cuerpo que con su cabeza".
Nacido
en 1937 en la ciudad cubana de Camagüey, Sarduy comenzó publicando poemas en
periódicos locales. Tras la revolución castrista, colaboró en las páginas
literarias del semanario Lunes de la Revolución, pero el castrismo no era
verdaderamente su vocación y Sarduy se las ingenió para conseguir una beca para
la Escuela del Louvre. Llegó a París a los 23 años.
Al
tiempo que seguía estudios artísticos en el Louvre, Sarduy participó en los
seminarios del lingüista Roland Barthes. Allí se convirtió al estructuralismo.
El cubano se incorporó al grupo estructuralista organizado en torno a la
revista “Tel Quel”
En
la segunda mitad de los años sesenta, Sarduy comenzó a publicar novelas en la
editorial Seuil. La obra que le reveló fue Cobra, en la que mezcló la mística
budista con un estilo barroco de indudable cepa sudamericana. Tras expresar su
concepción de vida y la literatura en el libro de ensayos Barroco, Sarduy
escribió Maitreya, en el que evolucionaba del Tíbet a Miami, y Colibrí, cuyo
decorado era un burdel caribeño para homosexuales. Su última novela, Para que
nadie sepa que tengo miedo, es un juego de máscaras que data de 1991.
En
De dónde son los cantantes, Sarduy entremezcló muchos niveles distintos de lenguaje:
la tradición oral con los manierismos de lo escrito, lo culto con lo popular,
los fragmentos clásicos con los entresacados de la Prensa sensacionalista, las
sentencias de Juan de la Cruz con los mensajes publicitarios. Según Sarduy, en
ese libro se encuentra la explicación de la verdadera naturaleza de Cuba, un
país formado a partir de la síntesis de tres culturas: la china, la negra y la
blanca.
Para
Ana María Barrenechea, especialista en Sarduy, De dónde son los cantantes
convierte a Cuba en "metáfora del mundo, un mundo vacío a fuerza de
abarrotado, en el que los dioses se han ido dejándonos dos realidades: el
lenguaje y la muerte". En 1991, Gallimard encargó a Sarduy el
relanzamiento de La Croix du Sud, la famosa colección especializada en literatura
iberoamericana creada por Roger Caillois. Hasta el final, el escritor cubano
asumió esa tarea con su maravilloso buen humor.
* Este artículo apareció en la edición
impresa del Sábado, 12 de junio de 1993
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