lunes, 7 de diciembre de 2015

EL PLANETA DE LAS MARICYBORGS

Virgen de la Reproducción Asistida

 

Por José García


No entiendo yo por qué la mayoría de mis amigas piensa que la Virgen Inmaculada es el más machista entre los machistas mitos cristianos. Se nota que se han dado un atracón de feminismo y de teoría queer. Así se las ve de despistadas, old fashioned y mal informadas. Hay que entenderlo, claro, no son periodistas cualificadas como yo que tengo como gran referente intelectual a María Patiño. Por eso sé que el mito bíblico en realidad tiene un valor premonitorio, y al presentarnos la concepción  como un hecho en el que nada tiene que ver el coito heterosexual, nos estaba anunciando la posibilidad futura de acogerse a las técnicas de reproducción asistida, de las que mucho saben estas amigas bolleras mías que tanto me critican y me llaman ciberpetarda de tres al cuarto. Y todo porque siempre sé dar en la tecla.

No me digan que nadie lo había pensado antes. ¿Qué es el espíritu santo, sino una aguja esclarecida por el foco de un quirófano que se apresura a inseminar artificialmente el óvulo de estas amigas mías y otras descreídas? El portal de Belén no era más que la metáfora de una probeta para la fecundación in vitro. Lo que yo os cuente.

De todos modos, la mitología precristiana ya tenía otros referentes de mujeres descarriadas que se las arreglaban para engendrar sin que ningún sanjosé viniera a mediar en el intento. Acordaos, si no, de Lilith, la primera mujer de Adán, que abandonó el edén y a su maromo para transfigurarse en un demonio con pintas de camionero que lograba embarazarse con el semen que derramaban los hombres involuntariamente durante sus poluciones nocturnas. Ja, qué me dirían ahora las pedantonas de mis amigas.

Pero ellas, nada. Como mucho, dicen que la primera mujer con ganas de ser madre sin tener marido de nuestra tradición fue una tal Tía Tula, por lo visto, una conocida de un tal Unamuno, al cual yo no tengo el gusto de conocer, pero que no debe de ser muy importante, porque no dicen nada de él ni el Deluxe ni en los resúmenes del Gran Hermano VIP.

En fin. Aquí lo tienen: el misterio de la santísima trinidad revelado de un plumazo. Ya saben ustedes quién era y qué significaba el espíritu santo. Pero voy a seguir investigando esto. Porque dicen Deleuze y Guattari, que son unos señores que leo yo a ratitos en la sala de espera de mi psicoanlista por si se tercia la situación de ponerse culto con algunas de estas amigas mías intelectuales de pacotilla, que el que inventó la triada sacra hizo sus escaramuzas al contarlo en la Biblia, cargándose el triángulo edípico papá-mamá-yo por la parte que menos debía, y sustituyendo a la madre por el espíritu santo, que hizo trío con el hijo y el padre, que debe ser algo así como el donante anónimo que después se arrepintió  y le reclamó la custodia del niño a una de estas amigas bollos de las que os estoy hablando. Bueno, creo que me estoy haciendo un pequeño lío. Y es la hora de adquirir cierto nivel. La hora de sentarse a devorar las entrevistas en profundidad de Bertín Osborne.

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