domingo, 10 de julio de 2016

LÍRICA POSMODERNA

Vindicación del poeta Eduardo Haro Ibars

 

Por Eduardo Nabal

 


Dentro de sus coordenadas espacio temporales (marcadas como ya se ha dicho hasta la saciedad por la movida madrileña, las juergas autodestructivas o la procedencia familiar) podemos rescatar la obra de Eduardo Haro Ibars, como de otra manera, la de su amigo Leopoldo María Panero, al margen de sus trayectorias vitales o con otra perspectiva, mal conocida de su personalidad como creadores de formas.

Sin discutir la calidad innegable del ensayo Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído, de J. Benito Fernández, invito a los lectores y lectoras a descubrir su obra influida por los poetas franceses, la generación beat (con su culto a las drogas o su pionera vindicación de la homosexualidad) o incluso de la cultura pop emergente en nombres como Pedro Almodóvar, Alaska o Antonio Flores. Muchos de ellos utilizaron letras o aspectos de la vida de un prosista y poeta fuera de lo común para sus letras o incluso sus obras. Haro Ibars puede gustar o no gustar como personaje público pero, al reducirlo a "producto de una generación" o "integrante de la movida madrileña", lo que se hace es (como ha ocurrido con la figura de Gil de Biedma, Genet o Capote) limitarse a ser juez y/o parte de su vida, sin leer el alcance incendiario de la obra del autor de El muchacho eléctrico. En la literatura de Ibars encontramos ecos de tiempos pasados (los citados Beat), con la ciencia ficción y lo "queer" entendido como punto de vista "asocial" o transgresor de la norma. Su libro Intersecciones o sus breves ensayos en El libro de los héroes son más que interesantes experimentos formales, son pequeñas joyas de la literatura española, relegadas a colecciones en pequeñas editoriales y sin reedición accesible.

Experimentando con mezclar sus experiencias vitales como la creación literaria Ibars ha sido un caso extremo en la literatura española del siglo XX, tal vez sin el talento de Gil de Biedma pero con una marcada personalidad y una tendencia a desbaratar los cánones de la narrativa tradicional y al pastiche nada comunes. Su libro Gay Rock también fue pionero en su vindicación de experiencias que merecían ser contadas y letras que podían ser escuchadas.

Aquí y ahora solo se cuenta su vida, dividida entre el activismo y el hedonismo, enfrentado a los prejuicios de su clase social y también a los de la izquierda radical a la que se aproximo en su día. Su muerte por VIH fue algo más que una de las "secuelas" de la movida, fue el fin de una interesante carrera literaria que aún hoy nadie puede fosilizar. Ibars retrató un Madrid en cambio y mutación- hoy casi irreconocible- y sus amoríos con con otros hombres con una apabullante sinceridad. Eduardo poeta no hubiera querido ser recordado como un personaje de cotilleo o de estudio biográfico generacional sino más bien como un literato iconoclasta "que siempre tendrá cerveza en sus cabellos".

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