"Nuestro dinero no se puede utilizar para ayudar a financiar a entidades como 'Nuevo Futuro Sirio'"
Por Daniel Román y Eduardo Nabal
Me llamo Daniel Román, tengo 28 años y llevo 5 trabajando en
la ONG Nuevo Futuro Sirio como enfermero. Esta ONG, de gran peso y relevancia
dentro del panorama nacional (siendo la mismísima Pilar de Borbón la presidenta
honorífica), es un Centro Terapéutico para menores con problemas de salud
mental. Es una ONG que lucha por la
reinserción social de sus pacientes menores, hecho que, se supone, debería
convertirla en una ONG anti-exclusión. Pero este aspecto es sólo una
suposición, ya que una vez más, y de forma reincidente, han vuelto a ejercer la
exclusión social con uno de sus trabajadores mediante el atropello de sus
derechos fundamentales.
Desde este último año, mi persona, se ha visto sometida a diversos
actos de mala fe por parte de la cúpula directiva de los Hogares que operan en
Madrid como proyectos Sirio I y II. Dichos actos no obedecen, a priori, a
ningún motivo concreto ya que yo siempre he obrado dentro de la legalidad y de
acuerdo a los convenios laborales. Todo apunta a que se trate de la revancha por
el despido nulo que obtuvieron en el año 2013 tras mi denuncia contra ellos por
transfobia.
En lo que va de año
(2016) me he visto con situaciones que no han hecho más que socavar mis
derechos como trabajador y como persona, recibiendo hasta dos cartas de
amonestación donde vuelven a tacharme de
indisciplinado y desobediente por el mero hecho de defender e intentar hacer
que se cumplan dichos derechos. Esto, finalmente, ha desembocado en una demanda
judicial por vulneración de derechos fundamentales y, dado que no ha habido
avenencia en el acto de conciliación previo, está pendiente que salga la fecha del
juicio.
EDUARDO NABAL.- Hola Daniel. Después
de unos años de que la ONG ‘Nuevo Futuro Sirio’ te readmitiera tras el amago de
despido durante tu proceso de cambio de sexo, han vuelto o parecen querer
volver a “prescindir de tí”. ¿Nos puedes contar algo de todo esto y cómo se ha
ido desarrollando?
DANIEL ROMÁN.- Por
desgracia, de este caso, habría mucho que contar y, de igual modo, demostrar
con pruebas. Es una situación que se ha estado gestando en la sombra desde que,
como bien dices, la dirección del centro tuvo que readmitirme en el año 2013
ante la nulidad del despido discriminatorio. Los dos primeros
años tras mi readmisión no hubo, en principio, ningún tipo de problema o
dificultad de la dirección para conmigo. De este último año, el 2016, no puedo
decir lo mismo. Ya desde
inicios de año, especialmente, conforme avanzaban los meses, empecé a sospechar
lo que hoy es, una vez más, un hecho: ‘Nuevo Futuro Sirio’ es llevado ante la
justicia de nuevo por recurrir en la vulneración de derechos fundamentales y, a
su vez, incurrir en una discriminación por cuestión de sexo (un delito
tipificado como muy grave en el
artículo 14 de la Constitución Española). Los ejemplos más claros, y en base a los
cuales están demandados, son tales como que no me concedieran las vacaciones
que por ley y por convenio me corresponden, citarme a reuniones de trabajo
fuera de mi horario laboral (interrumpiendo mi descanso) o negarme el derecho
al permiso de acompañamiento de un familiar por ingreso hospitalario. Estos ejemplos no
atienden a razones coherentes a la hora de que la dirección me los haya
denegado o los haya empleado en mi contra, pues como te digo, yo me he
cerciorado de tenerlo todo bien documentado y respaldado a nivel legal y
sindical. Luego, por tanto, no queda más opción que pensar que actúan de mala
fe y, a su vez, movidos por el rencor y deseo de seguir con la guerra que
emprendieron contra mí hace ya más de tres años.
E.N.- ¿Crees que la transfobia de
los directivos o algunos jefes de la asociación no se puede hacer extensible a
tus compañeros y compañeras?
D.N.- Por descontado. Creo que los perjuicios de algunos no
debe ser la forma de pensar de toda la plantilla en conjunto que allí trabaja,
y especialmente menos porque se vean adoctrinados o coaccionados por lo que los
superiores hagan o dejen de hacer, piensen o no. Todo se basa en lo de siempre:
el respeto. Podemos
pensar de formas diferentes, estar de acuerdo/compartir o no algo, pero el
respeto a la libertad de ser de cada uno nunca se puede ni se debe poner en
entredicho.
E.N.- ¿Cómo han sido estos años de
vuelta al trabajo como Daniel? ¿Veías venir algo de esto o no ha sido
repentino?
D.R.- Como ya te comenté anticipadamente hace unas líneas, a
inicios de este año, y viendo por qué derroteros empezaba a ir todo con el paso
de los meses, volví a verme venir la misma maniobra: acoso y derribo en un
intento de que yo cogiera mis cosas, la dignidad que han intentado fallidamente
desvencijar, e irme sin hacer el más mínimo ruido. Se han equivocado.
E.N.- Habrá gente que dirá que
trabajando en una ONG de este tipo no es en absoluto justificable, pero sí
“esperable”, este tipo de actitudes discriminatorias. ¿Tú piensas que ante todo
están los derechos fundamentales y no si esta organización es de un color u
otro, católica o musulmana?
D.N.- Qué duda cabe. Por encima de todo están los derechos
fundamentales de cada individuo, y nadie, absolutamente nadie, por pensar de
forma contraria, tiene el más mínimo derecho a atropellarlos. Como ya te he
comentado también antes, todo se basa en el respeto más categórico, y no en la
imposición de ideas que, por contra, en esta asociación está al orden del día. Creo que como ONG
centrada en la educación y aporte de valores a menores como los que tiene,
debería dar un mejor ejemplo en vez de realizar sesgos sociales tan vergonzosos
en función de si uno es alto o bajo, rubio o moreno, católico o musulmán,
heterosexual o transexual. Si dijéramos que incluso esta ONG es una entidad 100%
privada y que recibe subvenciones de persona afines a esta u otra ideología, me
parecería hasta cierto punto legítimo que impusieran estas u otras normas y,
entonces, decidieran si quieren dejar en tierra a esta o aquella persona. Pero
la realidad es otra. Esta ONG recibe una subvención millonaria de fondos
públicos. Fondos que tanto tú como yo hacemos posibles con nuestras
cotizaciones, y lo mínimo es que con nuestro dinero no se ayude a financiar a
entidades que, como el caso, actúan de forma tan dudosa a la hora de preservar
el respeto y dignidad de todos los individuos variopintos que conforman la
sociedad.
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