domingo, 7 de enero de 2018

CABALGATA VALLEKANA. PUNTO CERO CONTRA EL FARISEISMO.


 
 
 
 
 
Tomado de "Diario de un Ateo"
 
 
Llevamos varios días en los que los biempensantes hispanos se rasgan las vestiduras porque en la cabalgata de Reyes de Puente de Vallecas va a desfilar una carroza a favor de la tolerancia. Y por ello quisiera dejar constancia de algunas reflexiones que he ido compartiendo en las redes sociales.

 

Primero, en un país en donde prácticamente no pasa un día que un obispo insulte a homosexuales, divorciados, parejas de hecho, lesbianas, madres solteras, ateos o transexuales resulta que lo intolerable es que una carroza defienda la igualdad de todos y la normalidad social.

 

Segundo, esos mismos católicos que se indignan porque una drag queen pueda ir en una cabalgata bien podrían darse cuenta que a otros muchos nos indigna ese atentado contra la cordura que es creer que una judía fornicó con una paloma sideral para engendrar un nazareno extraterrestre que debía inmolarse para aplacar la ira de una zarza ardiente por un pecado frutal cometido por indicación de una serpiente parlante. Y lo malo es que quien cree esta sarta de estupideces no son niños de 5 años, sino adultos hechos y derechos algunos de ellos con importantes responsabilidades políticas, individuos tan claramente infradotados en su desarrollo intelectual que quizás deberían estar tutelados por un juez ante manifiesta incapacidad mental.

 

Tercero, ahora resulta que los reyes magos que viajan en barco o avión, la presencia de Bob Esponja o Pepa Pig y la carroza de El Corte Inglés son parte de la tradición católica del día de Reyes porque parece ser que así lo afirma los Evangelios de San Marcos o San Pablo. ¡Hay que ver lo escrupulosos que se ponen los católicos con algunas cosas, cuando bien debieran mantenerse más que calladitos puesto que todas sus tradiciones o son reescrituras de mitos precristianos o directas invenciones de algunos de sus más disparatados miembros.

 

Y cuarto, adoctrinar niños es inculcarle desde pequeños el miedo al pecado porque allí "arriba" hay un ser que les quiere mucho pero que si se masturban, mantienen relaciones extramatrimoniales, se declaran homosexuales o lesbianas o incumplen cualquier otra "ley" de la absurda moralidad de unos analfabetos de tiempos pasados acabarán pudriéndose por toda la eternidad en el infierno. En resumen, que los primeros que deben dejar a los niños que vivan una vida feliz y sin miedo son esos católicos tan "preocupados" porque los pequeños puedan ver a un transexual.

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