sábado, 24 de marzo de 2018

MARY SHELLEY según su biógrafa Muriel Spark



Mary Shelley nació el 30 de agosto de 1797 del fruto de la unión de la pareja de pensadores más radicales de la Ilustración inglesa. Su padre, William Godwin era autor de novelas de tradición gótica como St. Leon y Caleb Williams y escritor de ensayos como el titulado Political Justice, donde exponía una visión utópica de la sociedad basada en principios revolucionarios; partidario de la Ilustración y precursor del movimiento romanticista inglés, que proponía en sus escritos el ateísmo, el anarquismo y la libertad personal. Su madre, Mary Wollstonecraft Godwin, buscaba la igualdad entre hombres y mujeres en la educación, el trabajo y la política. Con ese fin había escrito dos libros clave en el posterior movimiento feminista: Thoughts on the Education of Daughters (1787) y Vindicación de los derechos de la mujer (1792)

Mary Wollstonecraft murió a los diez días de dar a luz a Mary a causa de fiebres puerperales. Mary y su medio hermana Fanny, la hija que Mary Wollstonecraft había tenido de una anterior relación en París, quedaron a cargo de William Godwin. Pasado un año, su padre se volvió a casar, esta vez con una vecina suya viuda y con dos hijos llamada Jane Clairmont. Mary y ella nunca se llevaron bien y la relación entre ambas fue cada vez más difícil con lo que Mary mitigó la soledad de su infancia consagrándose a idolatrar la figura de su madre muerta.

   

A pesar de los principios radicales de su padres, Mary nunca estuvo escolarizada y aprendió a leer y a escribir en su propia casa, mediante el método compuesto por su madre llamado Ten Lessons e impartido por Louisa Jones. Desde niña su prodigiosa imaginación fue estimulada por las ideas y las aspiraciones de Godwin y de los intelectuales que frecuentaban su casa. Además de estos estudios Mary tenía acceso a la magnífica biblioteca de su padre y a las conversaciones que éste mantenía con visitantes ilustres como Wordsworth, Coleridge, Lamb, etc. En una de aquellas veladas y cuando sólo contaba con ocho años escuchó en boca del propio Samuel Taylor Coleridge recitar La balada del viejo marinero. Aquel poema que nunca olvido contribuyó a estimular su imaginación y a reforzar su inclinación por la ensoñación.


            En 1812, de regreso de un viaje a Escocia, conoce a Percy Bysshe Shelley durante una cena celebrada en casa de Godwin, a la que el poeta había acudido acompañado de su esposa, Harriet Westbrook. Poco tiempo antes había escrito una carta de presentación al padre de Mary en el que se reconocía como discípulo del filósofo.

A la edad de diecisiete años, en primavera, regresó de una estancia de dos años en Escocia para descubrir al apuesto y joven poeta Percy Shelley como huésped en su casa. Le pareció gentil y lleno de talento, y deseó desesperadamente llamar su atención. Shelley frecuentaba a diario la casa de los Godwin y acompañaba a Mary en sus paseos a la tumba de Mary Wollstonecraft, donde se declararon amor mutuo. El padre de la escritora al conocer la noticia de sus amoríos se opone a ellos.

En el año 1824 huyen los dos de la casa paterna llevándose con ellos a Jane (Claire) Clairmont, hermanastra de Mary. Viajaron por Francia, Suiza, Alemania y Holanda, hasta que problemas económicos les obligaron a regresar a Inglaterra al mes siguiente. Durante el viaje, con la presencia estimulante de Shelley, Mary se afirmó en su decisión de emprender la carrera literaria. El diario que escribió durante aquellos días sirvió de base para su History of A Six Weeks Tour Through a part of France, Switzerland, Germany and Holland, with Letters descriptive of a Sail round the Lake of Geneva, and of the Glacier of Chamouni. Las descripciones del paisaje contenidas en el libro son la percepción de un espectador de la naturaleza construida con las categorías estéticas de lo sublime, lo bello y lo pintoresco.

            Mary está de vuelta en Londres en septiembre, y durante el invierno queda embarazada; en ese tiempo Jane/Claire y Percy se hacen amantes. A cambio Percy animó a su amigo Thomas Hogg a hacer el amor con Mary y a ésta a que aceptase los cuidados de su amigo durante el embarazo, ya que él estaba ocupado en la otra relación, cosa que desagradaba a Mary profundamente. La primera hija de Shelley nació prematuramente y sólo consiguió sobrevivir hasta el mes siguiente, hecho que afectó mucho a la madre, conduciéndola a una depresión anímica. Jane, que adoptó el nombre más poético de Claire, se vio finalmente obligada a dejar la relación amorosa con Percy y a emprender la búsqueda de un nuevo poeta; lo encontró en el más famoso de aquellos días: Lord Byron, quien en 1816 viaja a Suiza. Claire convence a la pareja para que la acompañen en su viaje a Ginebra, donde se reunirían con Byron. En junio los Shelley se instalan en una casa situada en las orillas del lago de Ginebra, cerca de la casa donde viven Byron, su médico Polidory y sus criados. Los dos poetas se hacen amigos inmediatamente.   

Durante la noche del 16 de junio de 1817 Mary cuenta, en su introducción a la novela, que el origen Frankestein, fue una pesadilla que tuvo durante su estancia en la villa junto al lago de Ginebra.

"En el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en vecinos de Lord Byron. (...) Pero resultó ser un verano húmedo y desagradable, la lluvia incesante nos impedía con frecuencia salir de casa. Unos volúmenes de historias de fantasmas, traducidos del alemán al francés, cayeron en nuestras manos. (...) No he vuelto a leer aquellas historias desde entonces, pero permanecen frescas en mi mente, como si las hubiese leído ayer.

"Cada uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas", dijo Lord Byron, y su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro. (...) Yo me urgí a mí misma a pensar una historia, una historia que pudiese rivalizar con las que nos habían arrastrado a aquella empresa. Una historia que hablase de los misteriosos temores de la naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón. Si no conseguía todas esas cosas mi historia de fantasmas demostraría ser indigna de ese nombre. Pensé y reflexioné, en vano. (...) ¿Has pensado ya una historia?, me preguntaban cada mañana, y cada mañana me veía forzada a replicar con una mortificante negativa. La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear desde el vació, sino desde el caos (...). La invención consiste en la capacidad de atrapar las posibilidades de un tema y en el poder de moldear y dar forma a las ideas que sugiere.

Muchas y largas fueron las conversaciones entre Lord Byron y Shelley, a las que yo asistía como una devota pero, casi siempre, silenciosa oyente. Durante una de esas conversaciones, se discutieron varias doctrinas filosóficas y, entre ellas, las referidas a la naturaleza del principio de la vida, y también la posibilidad de que dicho principio llegara a ser algún día descubierto y divulgado. Hablaron de los experimentos del doctor Darwin (...).

Cuando apoyé la cabeza sobre la almohada no pude dormir, tampoco podría asegurar que estuviese pensando. Mi imaginación, sin yo requerirlo, me poseyó y me guió, dotando a las imágenes que surgían en mi mente de una intensidad que estaba más allá de las fronteras del sueño. Vi - con los ojos cerrados, pero a través de una aguda visión mental -, vi al pálido estudiante de artes diabólicas arrodillado al lado de aquella cosa que había conseguido juntar. Vi el horrendo fantasma de un hombre yacente, y entonces, bajo el poder de una enorme fuerza, aquello dio señales de vida y se agitó con un torpe, casi vital, movimiento. Era espantoso (...).

La idea había tomado posesión de mi mente de tal manera que el miedo recorría todo mi cuerpo como un escalofrío y traté de cambiar las fantasmales imágenes de mi fantasía por la realidad que me circundaba. (...) Al día siguiente anuncié que había pensado una historia."

(Fragmentos tomados del libro de Spark, Muriel (1997): Mary Shelley. Barcelona, Lumen)


Frankestein se publicó en 1818, aunque en un principio anónimamente, constituyendo todo un éxito, que se vio ampliado, cuanto que en 1823 ya se habían realizado seis ediciones de la novela.

Mary vivió una existencia trashumante con su marido, Francia, Suiza, Inglaterra, Alemania, Holanda, Italia, quedando embarazada varias veces pero de cuantos hijos tuvo, sólo uno sobrevivió, Percy-Florence. Todos estos decesos -su nacimiento lo presidió el óbito materno-, y luego una temprana viudez, le crearon el trauma de que era incapaz de retener la vida de las personas queridas, de que ella misma era un símbolo de esterilidad y muerte, esto, unido a que con anterioridad su librepensador padre actuó como el más conservador de los hombres en cuanto su hija se fugó con un casado, le amargaron bastante la existencia abismándola en reflexiones de índole metafísica que dejaron honda huella en su literatura.

Con diecinueve años soportó el suicidio de su media hermana Fanny. En 1819 murió de paludismo su hijo William, a la edad de tres años, y en ese mismo año nació el único hijo de sus hijos que sobrevivió: Percy Florence. Tres años más tarde, en 1922, murió su marido, ahogado en el Livorno, Italia, en medio de una tormenta. Al año siguiente de la muerte del poeta, Mary regresó junto a su hijo a Inglaterra. Viuda, sin dinero y con la responsabilidad de criar al único hijo que le quedaba, se vio en la necesidad de luchar contra los castigos de la sociedad victoriana, que no le perdonó su forma de ser ni su relación "indecente" con Shelley. Su hijo Florence fue quien constituyó su apoyo emocional durante el resto de su vida. Para mantener a su hijo escribió artículos por encargo, entre los que se cuentan biografías y ensayos sobre escritores de Italia, España, Francia y Portugal, como Petrarca, Boccaccio, Maquiavelo, Cervantes, Lope de Vega, Calderón, Montaigne, Rabelais, Corneille, Rochefoucauld, Molière, Pascal, Racine, Voltaire, Rousseau, Condorcet. A pesar de las penurias económicas y la mala salud se dedicó, además, a editar las obras de Percy Shelley.

Después de Frankenstein escribió y publicó con desigual suerte otras dos novelas góticas: Valperga (1823) y El último hombre (1826), historia que narra la decadencia de la humanidad, situada a fines del siglo XXI. The Fortunes of Pekin Warbeck (1830) y Falkner (1837) son novelas históricas. Mathilda (1819), historia del amor incestuoso de un padre por su hija, no apareció hasta 1959.También escribió dos relatos cortos, uno de fantasía, Transformación, y el otro El mortal inmortal, en el que habla de los inconvenientes de una vida humana eterna, y que luego ha dado origen a muchas secuelas. Se adentró en la novela histórica con The fortunes of Perkin Warbeck y Falkner.

Mary Shelley no se volvió a casar nunca más, ni se le conocen amoríos pese a que no faltaron ilustres aspirantes a su mano entre los que destaca el famoso novelista Washington Irving; vivió consagrada a su trabajo, y a su escasa familia falleciendo  en 1851.Esta enterrada en el cementerio de San Pedro, en Bournemouth, entre los restos de su padre y de su madre.

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