martes, 14 de junio de 2016

ATENTADO EN ORLANDO

Foto: Endika Erice





  La concentración de repulsa al atentado homófobo de Orlando reunió ayer en el centro de Cádiz a numerosas personas que se concentraron en la Plaza de El Palillero para expresar su consternación. Desde cuerposperifericosenred no podemos más que felicitarnos, si es que cabe en estos momentos algún tipo de felicitación, porque la Fiscalía haya decidido abrir diligiencias contra el obispo Cañizares por un posible delito de odio.

 
 
La discoteca 'Pulse' o la profecía de Queer as Folk

Por José García


Cuando el domingo encendí el televisor y vi las imágenes del atentado en la discoteca 'Pulse' de Orlando, en los Estados Unidos, la memoria no pudo evitar traerme a primer plano el final de la serie de la coproducción canadiense y norteamericana Queer as Folk, que acababa precisamente con un atentado del fundamentalismo religioso contra una discoteca de ambiente. La serie cosechó muchos detractores entre la corriente pink washing del movimiento lgtbqi internacional, una de las más conservadoras, que acusaban a esta producción audiovisual de moverse entre la distopía y el porno. Cuatro años más tarde se estrenaba Looking, especie de Sexo en Nueva York para maricas complacidas, que narraba la historia de un grupo de amigos de ligaban, conversaban de sus ligues y montaban restaurantes de pollo al pil-pil. Las imágenes de sexo explícito habían desaparecido y las referencias a las pulsiones asesinas que persisten en una cultura que ensalza al hombre-blanco-heterosexual-cristiano, por supuesto, también habían sido eliminadas. El movimiento pink washing se felicitó de que por fin se produjera una serie gay que no acabara con un atentado en una discoteca, desenlace que, desde su punto de vista, constituía toda una exageración de la realidad que rodea a las personas lgtbqi.

Ciertamente, Queer as Folk, que se produjo en el año 2000, inauguraba una suerte de tremendismo narrativo en las producciones audiovisuales de tema lgtbqi que en España solo se ha conocido en la literatura de la primera posguerra. Los años en que se estrenó Queer as Folk también eran de posguerra para la comunidad lgtbqi: los años de la posguerra del sida. Y la serie presagió con su guion tremendista las consecuencias de un odio que se materializó y se convirtió en realidad vivida el pasado domingo en Orlando.

Supongo que el pink washing se unirá ahora a las condenas al terrorismo islamista que amenaza a la siempre civilizada cultura occidental, que utilizará la violencia ejercida contra las personas lgtbqi contra el nuevo Otro de Occidente, la cultura musulmana, en la misma línea de los argumentos utilizados durante las últimas elecciones generales, paradojas de la vida, por partidos de dudoso talante gayfriendly como Vox. Por supuesto, no hablará de la responsabilidad del lobby armamentístico en Estados Unidos, donde cualquier joven puede portar un arma con todas las de la ley, ni de la connivencia del fundamentalismo cristiano con este tipo de acciones. Cañizares arenga a sus seguidores desde el púlpito contra “el imperio gay” y otro exaltado religioso, en la otra punta del planeta, la emprende a tiros con un montón de maricas, bolleras y travelos a los que la Historia, como siempre, les volvió a coger bailando. Esa será nuestra reacción más contundente: seguir bailando.

Esta noche nos concentramos en Cádiz, a las 20 horas, en la Plaza del Palillero, para expresar nuestra repulsa al atentado de Orlando. Habrá que ver si la reacción es tan enérgica como cuando el atentado contra Charlie Hebdo. Cuántas de las personas y partidos políticos que clamaron “Todos somos Charlie Hebdo” saldrán ahora a manifestar “Todos somos maricas, bolleras y trans”. Aviso: hay fotito de prensa segura.


 

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