miércoles, 20 de diciembre de 2017

CINE QUEER: THE BUBBLE: ROMEO Y JULIETA EN LOS TERRITORIOS OCUPADOS


 


 





 

“THE BUBBLE” de Eytan Fox

 

por Eduardo Nabal


 

El mar está aquí detrás, pero no lo puedes ver. Los idiotas europeos que construyeron la ciudad no sabían mucho sobre el mar Mediterráneo. La construyeron de espaldas al mar. Las calles son paralelas al mar y bloquean la brisa. Los altos hoteles lo bloquean todo y, por eso  no hay aire”

 

                                                                    Noam (Ohad Kholler)

 

“The Bubble”, el último trabajo de Eytan Fox, es la historia de un encuentro entre dos hombres en un mundo que los separa  a través de una frontera implacable y sangrienta: el conflicto de Oriente Medio. Noam (Ohad Kholler) y Ashraf (Yousef 'Joe' Sweid) se ven por primera vez en un puesto de control, en un momento trágico de sus vidas,  marcado por la crispación. La violencia del colonizador, la mirada inquisitiva del colonizado, las imágenes de tono semidocumental, los torsos y los cuerpos. Pero ese encuentro, como nos dice el director a través de sus miradas, va a prolongarse a lo largo de la historia. Una historia de amor que se ve truncada por el encuentro entre el oprimido y el opresor.

 

Ashraf llega al piso situado en el área de  Sheikin donde viven Noam, Yeli y Lulú tres jóvenes israelíes que tratan de dar la espalda a un conflicto que sacude sus vidas. El joven palestino comienza un romance con Noam, una historia de amor con ecos shakesperianos  que tiene como marco los bares, las calles, las tiendas, los teatros, los recuerdos de Tel Aviv.  Este amor no puede tener un final feliz y cada gesto nos dice que ese encuentro casual, ese romance que crece va a estallar como una burbuja. Todo el filme, simpático, dinámico y colorista, está plagado de oscuros presagios que se materializan de forma sutil. Ashraf y Noam ven juntos “Bent”, el clásico de Martin Sherman, una obra de teatro sobre el holocausto y los prisioneros judíos y gays que simboliza el pasado del que vienen, el presente que va a desgarrarlos  y el futuro  negro que se avecina, particularmente para el joven palestino, expulsado desde niño de Jerusalén. El hombre bomba, el hombre ante las noticias, la mujer reportera, el camaleón, las heridas del pasado y la desesperanza ante un futuro paradisiaco que nunca se materializa. La sombra del holocausto vuelve a aparecer en este filme aunque esta vez Fox se adentra, de un modo algo tímido y esquemático pero ya innegable, en el holocausto del pueblo palestino a través de una historia de amor que acaba adquiriendo abismales ecos sociales y humanos.

 

 El cine de Eytan Fox es un cine delicado y sensual (desde sus primeros cortos hasta el éxito de “Yossi & Jagger” y “Caminar sobre las aguas”, dos títulos que traspasaron  fronteras internacionales), donde se reivindica la homosexualidad y se cuestiona la masculinidad dominante, reforzada por el ejército  y los roles de género, pero donde también se abordan otros temas que atraviesan su personalidad dentro y fuera de las pantallas: un lugar y un ápice de dignidad para los palestinos, un futuro para una juventud israelí militarizada o alineada, una salida para una sociedad esquizofrénica, el recuerdo del holocausto, el nuevo holocausto contra el pueblo colonizado…No obstante, su última película vista con atención está llena de trampas argumentales, tintes nacionalistas y propagandísticos- a pesar de su crítica, su pacifismo  y su posicionamiento por “dos estados”-  y su belleza está basada en un montón de imposturas, sin negarle a Fox su talento como mezclador de formatos y texturas.

 

La historia de amor nos muestra como el amor y la sexualidad son vividas de manera distinta en las dos culturas,   enfrentando el hedonista Tel-Aviv con sus bares de ambiente, sus tiendas de discos, sus restaurantes, sus teatros… con  el mundo empobrecido y amenazado  donde ha crecido el joven palestino con sus rituales y su orgullo herido.

 

Tal vez Noam y Ashraf se conocieron de pequeños en ese  parque donde las madres judías llevaban a los niños, y donde las  mujeres árabes dejaron de llevar a los suyos. Todo el filme está construido como una tragedia en toda regla, como un poema angustioso donde no faltan las situaciones de comedia y los ribetes del melodrama clásico. Tampoco faltan  los guiños a sus filmes anteriores (con la presencia del cantante  Ivri Lider y el actor Lior Askenazi  en pequeños  pero significativos cameos) y un tono cálido y humanista que caracteriza a todos los filmes de Fox y Uchovsky.

 

La historia con mayúsculas va a convertir ese encuentro fortuito, esa historia de amor y humor  en una tragedia en toda regla. El filme estalla ante nuestros ojos y al final no sabemos si estamos ante una tragedia realista o ante un ensueño delicado y tierno, ante un encuentro imaginado o ante un ápice de vida. Las noticias, el encuentro, los negocios. “The Bubble” es un paseo por el amor y la muerte donde se demuestra que Fox y Uchovsky son capaces de convertir en lirismo el material más duro e inflamable. El final está construido para que el espectador se emocione, un registro que Fox domina con sabiduría, bordeando lo cursi con ciertos rasgos homonacionalistas y poco creíbles pero logrando superarlo a través de la fuerza de la combinación de palabra, música e imágenes.

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