sábado, 30 de diciembre de 2017

INTERNACIONALISMOS LEJANOS Y RACISMOS CERCANOS


 

 

 

 

No es tiempo, cuando el flujo migratorio y los mandatos de gente como Trump, Putin o Merkel han puesto en juego –aún más- la situación internacional, de criticar las siempre loables causas internacionalistas. Pero si es tal vez tiempo de hacer una reflexión sobre las batallas contra los microfascismos que se libran a diario de forma invisible contra lo que Pierre Bordieu llamó “violencia simbólica”. En su artículo “El marxismo y lo meramente cultural” Butler habla como ciertos teóricos de izquierdas han relegado las cuestiones feministas, de género y diversidad sexual a una esfera “meramente cultural” obviando que estas pueden llegar a afectar, en entornos muy próximos a cuestiones de justicia redistributiva (exilio rural, falta de lugares seguros, violencia callejera, derechos sexuales y reproductivos, falta de protección sanitaria, inseguridad laboral, acoso escolar, vigilancia policial, violencia conyugal, desigualdad estructural dentro de los propios grupos de socialización…). Todos estos debates no son nuevos ni muy originales pero cuestiones como el concepto de “interseccionalidad” traído por gente como “Puar” (Homonacionalismo…) o más cerca Lucas Platero (Interseccionalidades: Cuerpos y sexualidades en la encrucijada) nos enfrentan a complejos dilemas sobre el neoliberalismo y sus paradojas. La tendencia a presentar, por ejemplo, el Islam como un todo unitario machista y homófobo está calando peligrosamente y no solo en la derecha racista sino a través de la propaganda mediática en muchas sociedades europeas.
 
 
Pero no hemos de olvidar que el internacionalismo nunca o casi nunca ha dado la palabra a las personas LGTB en sus entornos cercanos por no hablar de las mil historias de exclusión y silencios sin contar en muchos grupos de izquierda tradicionales hasta hace bien poco. Esto nos enfrenta a dilemas y debates abiertos. La llegada de los refugiados, las armas de doble filo, debates de doble filo, la cerrazón de posturas de algunas izquierdas casi fosilizadas en torno a temas como la prostitución y el fetichismo por ciertas causas en detrimento de otras. Así por ejemplo no se aborda con valentía el tema del racismo hacía el pueblo gitano, el de la serofobia, o el de la situación de la gente en las prisiones, los manicomios, los CIES, las nuevas fronteras de oriente y occidente. Películas como “120 pulsaciones por minuto” nos recuerdan que, en un principio, la lucha contra el SIDA fue una lucha política contra el racismo, la pobreza y la homofobia que llegaba desde varias instituciones, una lucha contra el silencio. Libros como “El pueblo sin atributos” de Wendy Brown nos advierten de las formas en las que el neoliberalismo se ha interiorizado no solo en nuestras conciencias o formas de ver el mundo sino también en determinadas políticas sociales consideradas “progresistas”. “Cuerpos en alianza…” de Butler nos avisa de la urgencia de salir a las calles y empieza a hablar de cuestiones como el “precariado” como un nuevo tipo de grupo social sin reconocimiento alguno al tiempo que aborda la interseccionalidad de género, sexo, raza, lugar de origen y de nuevo aborda el carácter peformativo de lo político siempre en relación con poderes que se transforman creando nuevos tipos de sujetos y grupos dominantes o subordinados.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario